8. ¿Trato?

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Quizá sea precisamente eso, que él sí ha sido capaz de ver lo que usted, con ese rostro impenetrable y esos ojos duros, no deja que nadie más vea.
(Nut) ❤

* * *

<<Por supuesto. Vamos a hablar>>, las palabras de Magnus parecieron flotar unos instantes en la habitación del hotel mientras él entraba.

La sonrisa parecía permanente, sensual, y falsa.

Alec lo vio recorrer la habitación que ambos conocían, y a la vez no -ya que en la ocasión anterior no se preocuparon por ver y sentir algo más que a ellos mismos-, hasta detenerse en la cama. Se sentó junto al bloc de dibujo.

Vio el ceño de Magnus fruncirse y su mirada cambiar. Había fragilidad en ella y, por primera vez, parecía una expresión real, no estudiada ni practicada. No era el coqueto hombre que conoció en Edom, no era el frío actor porno, ni el sospechoso de asesinato. Algo en su mirada, mientras veía su retrato hablado, lo hacía un rostro totalmente diferente, y éste parecía el real Magnus Bane. Ese que nadie parecía haber visto.

-¿Soy yo? -preguntó, sin llegar a tocar el dibujo-. ¿Así luzco? A excepción de este borrón, claro.

Alec se sintió ruborizar, por estúpido que parezca. -Estaba estudiando el retrato cuando tocaste, lo arruiné sin querer. Volveré a hacerlo, ése es el retrato oficial del principal sospechoso del asesinato de Imasu Morales.

Magnus sonrió y, de nuevo, no era una sonrisa real. Alec había sentido más reales las sonrisas de aquel ligue sin nombre.

-Oh -Magnus miró un momento más el retrato, después cerró el bloc, como si su vista lo molestara, o doliera -ahí estaba de nuevo esa mirada, y una nueva sonrisa, tan triste y real que a Alec le preocupó conocer el verdadero rostro del hombre, ¿qué tanto dolor cargaba para ocultarse tras una máscara de sensualidad o frialdad?-.

-¿Qué?

-Con razón esa mirada fría y la crueldad en la línea de los labios. Si soy un asesino -Magnus rió, una risa amarga y triste.

Alec se acercó a él. -¿Qué sabes tú de dibujo? -Magnus sonrió, una sonrisa tan genuina que detuvo el corazón de Alec y cambió su ritmo para siempre-. No creo que seas el asesino, creo que la testigo miente. Te propongo un trato, voy a ayudarte a comprobar tu inocencia, si tú me dejas ver tu verdadero rostro, quiero conocer al verdadero Magnus Bane.

No ofreció su mano para sellar el trato. En su lugar, acunó el rostro de Magnus, se perdió en el verde dorado de su mirada, tan frágil y brillante que se escondió tras los párpados -llenos de brillos- cuando se volvió acuosa.


CONTINUARÁ...

Necesito preguntar, ¿les va gustando esta historia?
¿cuántos quieren maratón de ella?

El rostro del asesino (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora