PRÓLOGO

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"...Cuando él me dio un "para siempre" simplemente lo tome como una palabra mas que salia de sus labios, una palabra que tenia los dias contados, una palabra que cuando pasara el tiempo y llegara la hora de desir adiós se extinguiria junto con el aroma de su piel..."

Richmond Virginia.

Me encuentro en mi habitación parada frente a uno de esos espejos en los cuales puedes mirarte casi todo el cuerpo completo, postrando un vestido negro de encaje donde el dobladillo de la falda termina justo a la mitad de mi rodilla.

Sin darme cuenta llevo más de 5 minutos parada frente al espejo acariciando con mi dedo pulgar y anular una y otra vez  mi viejo y pequeño collar, el cual fue un obsequio de mi padre de cuando tenía al menos 5 años. De repente llaman un par de veces a mi puerta interrumpiendo así mis vagos pensamientos.
   —Sarah, cariño ¿estás bien? ¿ Te sientes lista para salir? —Ella es mi tía Bridget tan dulce como siempre.
   —Sí tía Bridget, estoy bien en un momento más bajo. —Estaba claro que realmente no me encontraba bien para nada, creo que estaba en un momento de shock, no lo sé con certeza, solo sé que no sabía que sentir ni como reaccionar ante todo esto.
   —Esta bien cariño, tu madre te esta esperando abajo.
Al escuchar sus  últimas palabras simplemente guarde silencio, mientras escuchaba el sonido de sus pasos al retirarse yo me pasaba una y otra vez el cepillo por mi larga cabellera rubia con la intención de hacer más tiempo antes de decidirme a bajar. Cuando por fin me sentí más o menos lista di un gran suspiro, deje el cepillo en una cajonera que se encontraba aún lado del espejo y deslice mis manos por mi vestido un par de veces, abrí la puerta y tome un abrigo que ya hacía colgado en el perchero y por fin salí de la habitación.

—...tan solo son pequeñas cosas o almenos lo parecen, pero la verdad es que no lo es asi! lamentablemente hasta hoy el dia de tu partida finalmente lo comprendi y me dule saberlo hasta ahora; solo sé que debes valorar cada momento por mas pequeño  o insignificante que paresca, ya que al paso del tiempo, ese momento se convertira en recuerdo, un recuerdo tan mas valioso que trataras de aferrarte lo mas posible a el, ya que la persona con la cual compartes ese gran tesoro, tal vez ya no este mas ahí para reir juntos al recordalo."

En ese momento al terminar de leer aquel escrito, callo una lagrima y se deslizo lentamente por mi rostro; aquel silencio que quedo despues de que mis palabras se fueran junto con el paso del viento, comenzo a apoderase de mi, recordandome una vez mas que mi padre ya no estaria mas junto a mi;  asi que incline un poco mi rostro y comenze a doblar suave y lentamente aquella hoja de papel la cual estaba un poco humeda por las gotas de lluvia que calleron sobre ella, mientras la sostenia leyendo esas palabras melancolicas que se encontraban escritas en ella; al terminar de doblarla la guarde en el bolsillo de mi abrigo que llevaba puesto y regrese a mi sitio, donde yacía ahí mi madre con la palma de su mano cubriendose sus bellos ojos, me sente a un costado de ella y en ese instante dió un pequeño y gran suspiro a la vez, al mismo tiempo que quito su mano sobre su rostro y alzo la vista al frente, tomo mi mano y acerco su rostro y me dijo al oído —todo estara bien cariño, recuerda que solo las lagrimas y el tiempo lo curan todo, se fuerte ya que en la vida hay  solo dos tipos de dolor, el dolor físico y el dolor de el alma, un de ellos el mas poderoso. Y sí. Sé que no sera fácil diferenciar, pero un día llegara el momento en que lo sabrás—. Al terminar me dió un fuerte apretón cuando yacían sus manos sobre las mías, y me sonrió dulcemente. Realmente no sé a qué se refiere mi madre con eso del "dolor del alma" pero para mi todo es igual.

Pasaron los minutos y las personas que nos acompañaban en aquel cementerio se comenzaron a ir debido a la lluvia, hasta quedar solo mi madre y yo; poco tiempo después mi madre decidió que era momento de irnos, y se dirigió al auto así que la seguí.

Durante el trayecto de vuelta a casa mi madre y yo permanecimos en silencio, solo se alcanzaba a apreciar el ruido de las gotas de la lluvia que chocaban y se deslisaban por las ventanillas del auto, yo me encontraba en el asiento del copiloto por lo que me aferre a tener la vista fija en la ventanilla mientras veía como los arboles se meniaban en una sola dirección a causa del viento.

Para ser sincera siempre e sido el tipo de chica que no es lo bastante afectuosa como para saber consolar a alguien, no lo sé, soy demasiado fria para esas cosas, nunca me a resultado fácil saber decir las plabras adecuadas y la verdad esque ser así es frustrante; el silencio que hay en el auto me esta matando, muero por saber decirle a mi madre unas palabras de aliento que la reconforten aunque sea solo un poco, lo unico que quiero es hacerle saber que no esta sola pero la verdad es que no tengo ni idea de como hacerlo.
  —Sarah cariño ¿Estas bien? —pregunta mi madre algo angustiada al mismo tiempo que pasa su  mano por delante de mi rostro para que desvié mi vista y salga de mi laguna mental.
  —Ah sí, sí madre, lo siento! estaba pensando —le respondo algo sobresaltada.
  —No te preocupes cariño, hemos llegado.

En ese momento me sonrió dulcemente y bajo rapidamente del auto y corrió hacia la puerta principal de la casa para asi evitar que las gotas de lluvia mojen aun mas su cuerpo,  yo me mantube dentro del auto mientras observava a mi madre  intentando abrir torpemente la puerta pero las llaves se le cayeron al suelo, de donde las levanto y nuevamente dio otro intento hasta que por fin el serrojo abrió. En ese instante trate de salir lo mas aprisa posible del auto y corri hasta cruzar la puerta principal y llegar al vestíbulo.

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Apenas paso una semana desde el sepulcro de mi padre, y mi madre y yo ya estabamos empacando unas las últimas cosas antes de partir hacia el aeropuerto, fue realmente rapido la menera en la que ambas decidimos cambiar de rumbo y dirigirnos hacia otra ciudad en la cual empezar de nuevo y alejarnos de todos aquellos recuerdos tanto tristes como buenos pero que al fin y al cabo nos seguían reteniendo en un mismo laberinto sin salida.

Para cuando terminamos de empacar mi tía Bridget ya nos estaba esperando en el auto para llevarnos rapidamente al aeropuerto y evitar que perdieramos el vuelo. Al llegar nos sentamos en la sala de espera mientras se acercaba la hora de nuestro vuelo, tras un par de minutos despues me dirigí a la cafetería del lugar y pedí una cafe cargado como el que soliamos pedir mi padre y yo antes de que el se marchara rumbo a sus viejes de trabajo.


(Please board the passengers of the flight to Santa Monica California take off within 5 minutes)

Nuestra hora partida a llegado así que tanto mi madre y yo abrazamos fuertemente a la tía Bridget y nos dirigimos a la sala de abordaje.

Nada Es Para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora