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Disclaimer applied. 

Prólogo

—¡Itachi-kun, llegaste!

El adolescente de trece años la acerca hacia su cuerpo y la abraza con ternura, como si aquella chiquilla de cabello rosa fuera un frágil y bello cristal.

—¿Por qué te sorprende...?

—Últimamente ya no nos prestas atención, Itachi-kun.

Su rostro se separa de su torso (debido a la diferencia de alturas), y en éste se forma un puchero con sonrojo incluido.

—Sakura-

—¡Hermano, estás aquí!

—¡Itachi!

Un rubio y otro pelinegro llegan a la instancia, irrumpiendo la íntima escena. Itachi se aleja de la sonrojada Sakura y sonríe para esos tres pequeños de siete años.

"Será en otra ocasión, Sakura"


Beber nunca ha sido su fuerte y duda que lo sea en algún día lejano, quizás—piensa en un suspiro— lo sea en cuanto las vacas vuelen y cierto rubio Uzumaki deje de comer ramen. De acuerdo, lo último es muy fantasioso. Sakura Haruno sostiene su cabeza con brío, paseando las yemas de sus dedos en su cabello rosado con la esperanza de disminuir el gran dolor de cabeza que sufre.

(—Frente, ¡noche de reunión!)

"Noche de reunión" sus polainas, más bien, fue un "Domingo de ebriedad". Sus ojos verdes se pasean por la cafetería en la que está con desinterés, agachando pronto la cabeza por las punzadas de dolor en lo más profundo de su cerebro. Su yo interna le reclama su imprudencia de beber un domingo teniendo un par de exámenes al día siguiente, y Sakura como toda una persona madura fija sus ocelos en uno azul—el otro está cubierto por un mechón rubio— y chilla:

—¡Moriré por tu jodida culpa Ino-cerda!

Responsabilizar a otros nunca está de más.

La nombrada deja de beber su humeante café cargado y lo deja en la mesa con brusquedad, derramando un poco del líquido. Sus ojos azules brillan con indignación.

—Hey, deja de mirarme así. —Los orbes verdes de Sakura parecen querer asesinarla con la mirada. —Yo no te obligué a beber, tú con tus manitas tomaste esa lata de cerveza y-

—¡Ya ya, entendí! —gime de dolor el exclamar, el gritar no es una buena idea cuando tienes una asquerosa resaca encima. Sakura titubeante se levanta de su asiento, cueste lo que le cueste, conseguirá otra pastilla para el dolor de cabeza.

(—Mujer, estudiamos medicina y sabes que-

—¡Dame todo el puto frasco Ino! —Entonces su estómago devolvió hasta lo que no comió.)

—Si ya sabes que no aguantas, ¿para qué bebes? —murmura la blonda, dándole otro sorbo a su café. Ella es muy superior disimulando la cruda, definitivamente.

La razón de que se encuentren un lunes por la mañana en la cafetería de la Universidad Estatal de Konoha cargando con una resaca terrible, es porque por maldad del destino—y un karma que quizás le está cobrando las cuentas—, los exámenes que tienen que rendir el día de hoy están separados por horas. Rindieron uno hacía un rato y el otro será al medio día.

Caperucita roja y el lobo ferozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora