Ningún humano había cruzado a la tierra de los demonios, por lo que me siento sumamente preocupada. No sabía que era lo que me iba a encontrar en ese lugar, y eso aumentaba mis nervios de una manera inexplicable.
Voy caminando decididamente hacia la casa en dónde se está hospedando Nathan, para informarle que estoy dispuesta a venderle mi alma, así que no hay vuelta atrás.
Sé valiente Alegra, todo es por tu familia.
-¿Qué se le ofrece?- preguntó un hombre alto y moreno.
-Eh yo...vengo a ver a Nathan.
-¿Para que lo ocupas?- ¡Pero que hombre tan irritante!.
-Eh yo vengo...por lo del anuncio de la semana pasada- dije nerviosa.
-Bien, acompañarme a dentro.- Hablo un tanto sorprendido.
Nos adentramos en la casa, y me guió por un amplio pasillo hasta llegar a una especie de oficina.
-Señor, hay una joven interesada en el anuncio de la semana pasada- habló.
Inmediatamente la puerta se abrió, dejando ver a un hombre muy intimidante, sus ojos no demuestran sentimiento alguno, su cara está totalmente demacrada, llena de cicatrices y quemaduras.
-Pase- Dijo, su voz me causó escalofríos.
El hombre que me había traído, se retiró y nos dejó a Nathan y a mi solos.
-Bien- Dijo él rompiendo el silencio- ¿Estás dispuesta a venderme tu alma?.
-Si- Contesté dudosa.
- ¿Cuál es el precio?- Preguntó con esa voz extremadamente fría que lo caracteriza.
Lo pensé unos minutos, ¿Qué era lo que en realidad quería?, Quería que mi familia pudiera vivir cómodamente, que tuvieran comida en la mesa, pero sobre todo, quería que pudieran pagar las medicinas de mi hermana Susan, la cual estaba en una situación muy crítica.
-Quiero que le des una buena vida a mi familia, que tengan un hogar digno, que siempre tengan comida en la mesa, y que le Pagés los medicamentos a mi hermana- Contesté finalmente.
-Bien- Dijo con una falsa sonrisa en sus labios- Sabes que al aceptar vender tú alma morirás, ¿Verdad?.
Lo había olvidado, al darle mi alma, estaba condenada a morir. Pero no había marcha atrás, lo haré, mi familia lo necesita.
-Si, lo se- contesté.
-Te daré nueve meses más de vida- Dijo, y sentí un gran alivio ya que aún no estaba preparada para morir- pero- y aquí va el clásico "pero..."- tendrás que vivir conmigo en la ciudad de los demonios- Terminó
¡QUEEEEEEEE! ¿En serio?, Prefiero morir, (okey estoy exagerando).
-Bien- contesté después de meditarlo un poco
-Dame la mano muñeca, el trato se cierra con un pacto de sangre- Abrí los ojos ante su comentario, ¿Está loco o qué le pasa?, ¡Un pacto de sangre es algo extremo!
-Damela- insistió
A regañadientes se la dí, mientras miraba como sacaba de su bolsillo una pequeña navaja, la cual clavó el la palma de mi mano haciendo una gran cortada en forma de "X". Después miré que el hacía lo mismo con la suya, y empezó a decir unas palabras raras, -Se parece a Harry Potter cuando habla la lengua de las serpientes- pensé. Cuando terminó unió nuestras manos.
-Adelante- dijo.
-Prometo darle mi alma a Nathan- comencé- condenándome así a morir a la hora que él lo desee- terminé
El separó nuestras manos, y me dió un pequeño trapo, para que limpiara mi mano, lo acepté y empeze a quitar la sangre.
-Ya está hecho- dijo- hoy mismo nos vamos al Inframundo.
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El mayor de los poderes
Romans¿Qué estarías dispuesta a hacer por tu familia?, ¿darías tu vida por ella?, o peor aún, ¿darías tu alma?. Alegra Williams, una chica de tan sólo 19 años se ve obligada a venderle su alma a Nathan, el gobernante del Inframundo, para salvar a su famil...