¿Cómo será vivir en un mundo sin colores?
Esa pregunta la puede responder con certeza Adhara.
Una chica con un increíble don para la pintura pero con un terrible "Defecto" que la atormenta desde el día de su nacimiento, daltonismo, específicamente d...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Y... aquí estoy yo, una "chica ordinaria" aparentemente para todos eso soy, pero lo que no saben es que, yo veo el mundo totalmente diferente a ellos, tanto así que eso era un problema para mis propios padres y decidieron dejarme con "La tía Moira y su club de chicos especiales", qué ironía no, pero bueno, creo que no es necesario lamentarse por ello, simplemente no vale la pena.
Día a día vivo una lucha constante conmigo misma, mientras todo ven luz y colores yo sólo veo obscuridad y simples sombras, para mí todos los días son grises, todos y cada uno de ellos.
Llegué a casa, como de costumbre antes que todos, saqué la llave de mi bolsillo y posteriormente abrí la puerta, ya dentro de la casa caminé hacia el sótano donde tengo mi pequeño estudio de arte, lleno de aquellos cuadros grises para mí pero de algún modo coloridos para las demás personas, comencé a trabajar en mi más reciente creación, la verdad es que no sabía cuáles eran los colores que estaba utilizando, simplemente me guiaba por mi instinto. Estaba a punto de comenzar a trazar otra parte de mi boceto cuando la puerta de sótano se abrió de golpe, me giré inmediatamente y pude notar que era la tía Moira.
— ¿Ahora en qué trabajas Adhara? —Preguntó la tía Moira acercándose a mi caballete
—Es un rostro —dije borrando unas cuantas líneas del boceto
—Y... ¿de quién es? —Preguntó Moira con curiosidad
—Mmm, no lo sé, aún no tengo nada bien definido sabes, no sé si será el rostro de una chica, un chico o de un animal —dije observando el boceto
—Pues por lo que llevas creo que la opción del animal quedaría descartada —dio unas palmadas en mi espalda
— ¿Qué te trae aquí tan temprano?, creí que hoy salías tarde de trabajar —dije aun observando aquella silueta dibujada que no me terminaba de convencer
—Hoy pedí permiso, ya sabes, hoy es 22 y... te toca cita con el oftalmólogo —dijo Moira tratando de sonar suave
—Ya te lo he dicho cientos de veces Moira —me giré a verla— sólo estás gastando tu dinero a lo bruto y ya, esto no se cura ni se curará jamás —dije, sinceramente, algo enojada
—Adhara, sé que para tu enfermedad aún no hay cura pero mira a Dan, él está yendo a tratamiento y cada vez pude hacer más cosas él solo sin lastimarse, y a Lisa, sus quimioterapias dan resultado cada vez se le ve más fresca
—Moira, Dan tiene síndrome de down, tampoco existe la cura para él y para Lisa es muy complicado que el cáncer se quite por completo debido al nivel de avance que lleva pero con el tratamiento se ve algo de progreso, en mi caso sólo soy el conejillo de indias de ese oftalmólogo y ya —me giré de vuelta hacia mi boceto sin terminar
—Adhara, ya reservé la cita, mi jefe apenas me dejó salir del trabajo antes, si no lo haces por ti, hazlo por mí, piensa en tu tía Moira y todo lo que ella hizo por ti —y de nuevo... la misma excusa de todos los días 22 de mes
