Complicada

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Allí estaba ella de nuevo, frente al pórtico de la escuela. Su cabello largo y dorado danzaba con el viento y sus ojos azules y brillantes penetraban el cráneo de su víctima. Una de sus manos sostenía al sujeto de la camisa, levantando el cuerpo de este a su altura. Su otra mano se cerraba en un puño fuertemente. Sus dedos estaban tan cerrados, que podría jurar que todo el resentimiento de los últimos diez años estaban allí entre sus dedos. Sus nudillos parecían apuntar con determinación. Estaba a punto de desatarse una de las peores masacres de Hillwood High.

Apenas divisé la escena desde mi casillero, mi corazón dio un salto. Toda mi vida se iba a venir a bajo. No, toda nuestra vida y reputación se estaba por desmoronar de un segundo para otro. Todos nuestros esfuerzos para mantener el Mejor Secreto Mayor Guardado de casi toda Hillwood; como a ella le encantaba llamarlo, se desvanecerán como polvo frente a mis ojos.

El pecho me saltaba, las piernas me temblaban y el sudor comenzaba a recorrer mi frente. Pero no podía quedarme mirando. No podía.  "Si hay algo en lo que eres bueno, es metiendo tu nariz donde nadie te llama, cabeza de balón". Recordé de pronto su voz. Ella tenía razón, es en lo único que soy bueno. Tenía que hacer algo, ahora más que nunca. Debía detenerla, como siempre lo hago.

Inflé mi pecho tomando un respiro hondo para calmar mis ansias y dejé el aire salir por mi boca. Tragué saliva rápidamente y cerré mis ojos por un momento. Agarré valor y me sostuve fuertemente de él. No estaba seguro qué iba a hacer o qué iba a decir exactamente. No tenía un plan y aún así, ya había dado mi primer paso para acercarme a la escena del crimen. Teniendo en mente únicamente la improvisación, sabía que me deparaba el destino fatal: Ella me iba a matar, me iba a odiar, me iba a comer vivo delante de todos; y tal vez eso era justo lo que ella necesitaba hacerme: Humillarme públicamente para probar su punto . No estaba de acuerdo, lo estuve por años, pero creo que ya no. No, esto que haré no es para ti, sino por ti... Pero no tenía otra alternativa que intervenir. Si no hacía algo, era probable que el asunto fuera a terminar peor para nosotros. Pisé el escenario acercándome a sus espaldas.

"Helga"  hablé con voz firme.

La chica de la cabellera dorada se congeló donde estaba. Sus hombros se levantaron como respuesta inmediata al reconocer mi voz. Era evidente, hasta para un despistado como yo, que se paralizó al escucharme pronunciar su nombre. Estaba en shock. Volteó su cabeza lentamente hasta que sus ojos se encontraron con los míos. Su expresión era una sola y muchas al mismo tiempo: terror, nervios, confusión, enojo, frustración... Una verdadera mixtura de emociones hecha persona, después de todo es de Helga Pataki quien hablamos. Apesar de todos estos años, no me termino de acostumbrar a su gama de sentimientos y emotividad. Era emocionante e intrigante, debo admitir. Sonreí por dentro al tener este último pensamiento.
   
    Silencio. Nadie movió los labios ni un sólo milímetro para emitir sonido alguno. Todos los espectadores miraban con ojos curiosos aquella escena que estábamos protagonizando: ella, él y yo. Nadie movió un dedo tampoco. Es como si mi entrada heroica al escenario hubiera congelado el tiempo. El foco del escenario se centró en nosotros. Debía poner mis cartas en la mesa y empezar mi actuación. ¿Actuación? No, este siempre he sido yo naturalmente. Pero ella...

    Luces, cámara, acción.

    "Suelta a Harold, Helga" volví a hablar. Mi voz sonaba determinada, mi expresión molesta, pero por dentro podía sentir como mis piernas podrían empezar a flaquear (¿actuación?) en el momento que la gran Pataki bajara mi defensa. ¡Oh, y qué tan fácil le resulta ponerme entre pared y pared! Es profesional en eso, con un currículum de más de diez años de experiencia. Y es que esa siempre ha sido su relación conmigo, nada de qué sorprenderse entonces. Ambos siempre levantamos un muro para atacarnos el uno al otro. Aunque la mayoría de las veces, solo dejo mi muro en alto y no lucho. Solo espero a que el enemigo deje de disparar y se canse. "Lo que digas, Helga" es casi como mi bandera blanca que dice "Me rindo, tú ganas, Pataki". Claro, que eso es sólo una porción de nuestra muy larga y complicada relación.

Hey Arnold! - 'Complicada' [Song Fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora