IT WILL NEVER BE GREY

25 6 2
                                    

El Sol era jurado mortal de aquella relación, mortificada por tan grave traición, aquella luz y alondra sonora, anunciaba el fin de su amor.

Un paso y caía un pétalo, otro paso y caía una gota, tan pesado era su paso que en el tercero cayeron las horas. "¡Oh Padre!" exclamaba ardiente, fuertemente su saliva saltaba, expulsando cada emoción de aquello imposible que hace un tiempo terminó.

Murió su amor, murió su vida, en la Tierra y en el Cielo, pues no hay quién quite su pecado, pecado piadoso, lo lleva desterrada vistiendo de negro. 

Ya no hay días, sólo noches, ya no hay atardeceres, sólo madrugadas; ya no existen los llanos, sólo la marca seca de sus lágrimas. Él ya no llora, ni canta, ya no siente ni nada, pero aún sigue latiendo su corazón y eso lo abruma; se pregunta cuánto perdura ese amargo vacío sin penumbra, oscura como la Luna que aún no nace, así igual como su fortuna.

Ha matado a muchos con el corazón, pero él ha sido matado con el amor, ha sido encadenado en hiedras del silencio y callado por la razón. "¡Oh Madre!", exclama por último dejando caer su respiro por aquellos pétalos que alguna vez fueron besados. Asi muere y revive, revive en el fuego, en el infierno, en un lugar si ella, en u lugar sin amor.

WHEN OUR SOULS SPEAKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora