7 de julio
La lluvia volvía gris aquella ciudad que un día atrás era iluminada y colorida... nos recordaba los tiempos difíciles
7 :30 pm
Unas botas corren entre los charcos de lo que alguna vez fue una calle, empapado de pies a cabeza, su equipo lo hacia sentir pesado, estaba alcanzando el limite de sus fuerzas, pero no se detenía ni se detendría, sostenía su brazo herido, mientras un hilo de sangre y agua caía a su paso sobre el suelo. Los perros y los gritos de personas se acercaban cada vez mas a él, había perdido mucha sangre y el esfuerzo físico lo estaba agotando mas rápido -No tiene caso dispararles, solo los enfadaría mas- dijo para sí mismo; buscaba perderse en una ciudad olvidada entre plantas y destrucción.
Cada vez mas acorralado se fijó en una casa que no estaba del todo destruida como las demás, abrió la puerta y movió una barricada improvisada, guardó todo el silencio posible mientras las botas de aquellas voces que gritaban con furia corrían a escasos metros de la puerta. La lluvia había ayudado a ocultar el escándalo de la puerta y de el ahogando su dolor. Se relajó un poco al ver que se alejaban, su casco y su mascara ya algo viejas y gastadas le pesaban, además de que hacían que su visión disminuyera. Reviso entre su mochila, él había sido en algún momento estudiante de medicina y era hora de recordar algunos de sus conocimientos.
El brazo izquierdo estaba herido, pero fue solo un rozón de la bala, estuvo cerca de darle a una arteria.. a pesar de los años aun tenia suerte. Encendió su débil linterna y empezó a suturarse, pero pronto lo detuvo un sonido dentro de la casa, sin pensarlo desenfundo su arma y apuntó hacia la puerta, un silencio incomodo y seco se presento, avanzó por el corredor que parecía no tener fin, los truenos iluminaban de vez en cuando las habitaciones.. Su linterna no ayudaba de mucho, las baterías estaban a punto de morir, de pronto pudo vislumbrar una vela encendida, se acerco sin hacer ruido... Y vio una silueta femenina, sentada sobre un gran sillón mientras leía un enorme libro, enfundó su arma.
Al darse cuenta de su presencia, ella se levantó y tomó un cuchillo; él trato de tranquilizarla diciendo que solo necesitaba ocultarse por un momento, se quito el pasamontañas y revelo un cabello abundante y alborotado que le pareció algo similar a la chica quien no cesaba de dar ataques intentando herir al ya herido soldado.
Es extraño, a pesar de la luz es como si el la conociera de algún lado la herida en su brazo se había abierto nuevamente y sangraba mas que antes, fue entonces cuando perdió sus fuerzas, se desplomó de rodillas y se desmayó.
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Soldado de la suerte
Ficção CientíficaÉsta historia no la escribí yo, la escribió un amigo y ahora la comparto con ustedes