El concierto

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Me levanté de la cama al igual que siempre, fui por mi instrumento el cual era un bellísimo fagot, enseguida me encamine a el cuarto de estudio, no era muy grande pero servía muy bien para ensayar. Inicié con el calentamiento como siempre, escalas y arpegios, así estuve calentando por dos horas, luego ensayé las obras que iba a tocar ese día en la noche, en el palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México, el repertorio era Cabalgata de las Walkirias de Wagner, la Obertura Guillermo Tell de Giachino Rossini y para finalizar el Concierto Para Fagot y Orquesta de Mozart. Puesto a que, yo era el fagotista principal, estaba muy nervioso; sin embargo, sentía que algo no saldría del todo bien.
El tiempo se fue demasiado rápido, y pronto llegó la hora, el concierto pronto daba inicio, empecé a calentar de nuevo, pero de repente vi que alguien que no conocía se sentó junto a mi, abrió su estuche negro y comenzó a armar un instrumento, era un fagot, yo me sentí contento pero raro, porque jamás había tenido una compañera, tenía miedo que me quitara mi lugar en la orquesta. Intenté ser amable y comenzamos a hablar.
-Hola, soy Marcos, ¿Cuál es tu nombre?- lo dije en un tono tranquilo pero nervioso.
-Hola, mucho gusto, yo me llamo Ivanna, ¿Tú eres el solista que tocará hoy?
-Si, de hecho eso estaba ensayando- - ohh que bien-respondió ella no muy interesada.
-¿Y cuantos años tienes?- pregunté. -21 años, y tú?- -21 igual- me sorprendí.
Luego de esa pequeña conversación, estuvimos ensayando y, tengo que admitir que Ivanna es muy buena tocando.
Ella es una mujer joven, rubia, con un cabello sedoso y largo, era muy bella, alta e incluso inteligente.

El concierto comenzó a tiempo, todo iba bien, la obra de Cabalgata de las Walkirias estuvo fabulosa, al igual que la Obertura Guillermo Tell sonó de maravilla, pero al momento del Concierto Para fagot y Orquesta ocurrió algo que nunca lo imaginé.
Hubo un receso antes de la última pieza, y en ahí se rompió la boquilla del fagot y sin ella no podía tocar. Me invadió un sentimiento de angustia y desesperación, nunca me había pasado. ¿Por qué me pasó hoy?, ¿Por qué a mi? Ese tipo de preguntas estaban en mi cabeza dando vueltas y vueltas.
Fui con el director y le expliqué lo ocurrido, él reaccionó muy preocupado, solo faltaba un minuto para la segunda parte del concierto y no había quien tocara la obra; así que, el director hizo algo que nunca creí que fuera a suceder, le propuso a Ivanna que ella lo tocara, y ella aceptó. En ese momento la envidia me invadió.

Al comenzar la segunda parte del concierto, todo sonó fantástico, y debo admitir que Ivanna toca muy bien, pero me sentí al mismo tiempo avergonzado por lo ocurrido.

Cuando finalizó el concierto regresé a mi casa, dejé mi instrumento y mientras tomaba una taza de café, pensaba en Ivanna, ¿Habrá sido coincidencia el que se me rompiera la boquilla antes de mi solo? ¿Qué habrá pensado de mí? Filosofé un rato esas preguntas hasta que me di cuenta que ya pasaba de la 1:00am; así que, fui a dormir con la cabeza aturdida con todos los acontecimientos de ese día.

Todo por un fagotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora