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"Un abrazo es un
poema escrito en la piel y ahora mismo yo necesito uno"

Apunté en mi libreta.

Cerré la mochila y me la puse en la espalda, agarré la bandeja de comida y la tiré a la papelera, quería salir ya de ese puñetero infierno.

Me lavé la cara con agua fresca del grifo y me mojé un poco el cabello.

¿Por qué no encajo aquí?

Nada más salir del baño tropecé con un abdomen masculino desnudo. Levanté lentamente la vista para encontrarme a un Colton haynes mirándome fijamente.

-Pero... -Suspiré. -Joder que bueno estas, ni los donuts te superan y mira que me gustan los bollos, pero es que tú... -Se me escaparon las palabras sin pensarlas dos veces, me tapé la boca avergonzado y espere su reacción.

Este me apartó, sorprendentemente ; un mechón del pelo y me sonrió con ternura, pero eso acabó hasta que un amigo suyo le llamó. Él me empujó con brusquedad y salió corriendo con una gran sonrisa en busca de su amigo, yo choqué contra las taquillas de alado y caí al suelo.

Primer contacto con un chico guapo, me lo imaginaba de otra manera.

***

Cerré con brusquedad la puerta de la entrada y tiré la mochila al suelo. Me senté en el sofá y solté un largo suspiro que llamó la atención a mis padres.

-¿Qué tal el...?

-¡Ni se te ocurra seguir con esa pregunta papá!-Me crucé de brazos y miré hacía la pequeña terraza que escondía el salón.

Mis padres se intercambiaron unas miradas de preocupación hasta que uno de los dos asintió.

Mi madre se acercó a mi con una bolsa.

-Seguro que esto te anima cariño, es tu regalo de cumpleaños. -Mi madre nunca sabía hacer buenos regalos, en mi primer día de secundaria me regaló una mochila con ruedas y un paraguas de las princesas Disney, imaginen a una niña en el instituto con una mochila de caro y un paraguas Disney.

Suspiré y miré a mi padre que probablemente sabría en lo que estaría pensando en estos momentos pero me sonrió para que le imitara ya que como decía todos los años "-A tu madre le costó mucho ese regalo así que simplemente aprecia lo que tienes que muchos no lo pueden tener, y menos mal que no lo tienen". Se me escapó una carcajada al recordar sus palabras y saqué el regalo de la bolsa.

Mis ojos se abrieron como platos al ver un libro, por fin mi madre se dignó a hacerme un buen regalo. Aún sin ver el título o la portada del libro la di un abrazo y un beso.

Salté del sofá y subí las escaleras corriendo con el libro entre brazos, ya quería leerlo, hacía bastante tiempo que no leía un libro. Vente minutos.

Me tiré a la cama y decidí observar la portada, en ella se encontraba una chica morena, con un vestido rosa con flores de distintos colores ;lo que más llamaba la atención de la chica de aquella porta era la ausencia de su cara.

En el fondo se podía ver unas taquillas de instituto, eran de color rosa. Puse los ojos en blanco.

La primera palabra que salió de mis labios al terminar de observar la portada fue "buag" pero me dije a mi misma repetitiva que no debía juzgar un libro por su portada ya que muchos libros que leí no tuvieran la mejor portada pero si guardaban un tesoro en su interior.

Observé el título y una sonrisa apareció en mi rostro, abracé a el libro.

Carpe diem, ese era el título del libro. Me mordí el labio, por fin me había pasado algo bueno hoy; aunque la portada era una mierda el título lo arreglaba todo, desde siempre me habían gustado los tópicos del latín y uno de mis preferidos era ese, carpe diem, quam minimum credula postero.

Sonreí y pensé en ese momento en como no matar de besos a mi madre.

Leí el subtítulo en alto: "Anímate a aprovechar el momento presente sin esperar el futuro."

Tenía la sensación de que el libro me iba a gustar, siempre me gustaron los libros de clérigos que iba leyendo o transcribiendo escritos en latín como amanuenses que eran.

Presentía que iba a ser uno de esos libros pero sinceramente la portada no encajaba, solté una carcajada al fijarme otra vez en la portada del libro y en su título.

Dejé mi regalo de cumpleaños en la mesita de noche para leerlo sin falta cuando pudiera.

Me acerqué a la mesa de estudio que tenía y conecté mi móvil con el altavoz negro y brillante. La música Location de Khalid inundaba la habitación, me solté el pelo y comencé ha bailar al son de la música sin importarme todo lo malo que me había pasado horas antes pero al final sin darme cuenta acabé tirada en el suelo llorando.

Nunca me había sentido tan sola, realmente amaba la soledad era para mi lo más bonito de este planeta, estar solo y encontrarte a ti mismo pero esta vez era diferente.

Necesitaba solo un abrazo pero no quería pedírselo a nadie porque o si no aceptaría que me pasaba algo y a mi realmente no me pasaba nada.

Miré debajo de la cama y saqué una caja, la abrí y de uno de mis botes de colección en el que guardaba dinero para la vida futura, para el golpe de realidad que cualquier día me abofetearía la cara saqué unas cuentas monedas para pedir una pizza.

Me limpié las lágrimas y me tiré a la cama, en ese momento mi madre entró y se sentó en el bordillo de esta.

-¿Estas bien cariño? ¿Necesitas un abrazo? -Esas eran siempre las dos preguntas que me hacía mi madre desde pequeña cuando sabía que había llorado, aunque sabía que la respuesta siempre iba a ser la misma me sonreía, aunque sabía que no la iba a corresponder el abrazo; me abrazaba durante largos minutos sin soltarme. -Te quiero ¿sí? -Me acarició el cabello y luego miró el libro que me dio hace unas horas y lo cogió.

-Gracias. -Dije sin mirarla a la cara.

-Este es el único libro que he tenido desde que tenía tu edad, nunca me gustó leer así que no se de que va. -Se comienza a reír nerviosa. -Me lo dio tu bisabuela, ella también compartía esa pasión que tienes de la lectura.

Sonríe de nuevo y mira a la nada, supongo que mi bisabuela era una gran persona y mi madre estaría recordando con ternura aquellos momentos en los que estaba viva.

-Nunca entendí el título. -Comienza a reírse a carcajadas y me da un beso en la frente. -Espero que duermas bien. -Se levanta y se dirige a la puerta. -Ah... -Comenta antes de cerrar. -Me comí tu pizza, estaba muy buena. - Antes de que salte para regañarla, cierra la puerta y sale corriendo acompañada de unas carcajadas.

Así es ella y nunca dejaría que cambiase por nada.

Apago la luz y enciendo la de la mesilla de noche, es una pequeña luz de color amarillo anaranjado que sólo ilumina una parte de la habitación.

Agarré el libro de mi bisabuelo, abrí la primera página y encontré lo que era una firma suya dedicándoselo a Blue, mi madre.

"Emprende un viaje y no mires atrás porque llegarás al destino aunque hayan grandes obstáculos, que cada día de tu vida sea de un color más vivo. Para la persona que puede hacer este mundo más azul. Te amo Blue"

Atrapada en un libro clichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora