Aniversario

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Este día es nuestro aniversario, o lo seria si no te hubieras marchado hace ya dos años, dejándome enfrentar al mundo solo, aun recuerdo los momentos que compartimos en aquella academia, el cómo rechazaba tu presencia, creyéndote un ser inferior por el simple hecho de la diferencia de nuestras clases sociales.

Te vi esforzándote por lograr encontrar una salida, mientras que yo planeaba matarte, tu sonrisa llena de esperanza, la tristeza al descubrir un cadáver o al ver ejecutado a uno de tus supuestos amigos, querías que todos trabajáramos juntos, tu estúpida sonrisa me fastidiaba cada día, odiaba ver como compartías con todos, detestaba tu felicidad, simplemente te odiaba a ti.

- Naegi Makoto – Mencioné involuntariamente tu nombre.

Eras solo una piedra en el zapato, que a cada momento se hacía más molesta, me debía deshacer de ti para logar mi cometido de salir victorioso del coliseo académico y verlos morir como los plebeyos que son.

Conforme sucedieron los asesinatos vi tu determinación, me causaste curiosidad, como alguien tan común como tú podía resolver cosas que yo no.

Eras tan unido a todos, pero seguías a Kirigiri, cualquier cosa que ella dijera para ti era verdad, estuviste dispuesto a dar tu vida con el propósito de que ella estuviera bien, quedando tú como el culpable del último asesinato, pero no puedo opinar yo mismo voté por qué eras culpable, las pruebas eran un indicador, caí en la trampa de la mente maestra. Al comenzar tu ejecución ira fue lo único que pude sentir contra ti, contra la idiota de Kirigiri, los imbéciles de tus supuestos amigos... Y contra mí, contra mí porque fui yo quien hizo dudar a todos de ti, yo mismo dudé de ti, cuando tú eras lo único en este infierno que merecía vivir.

Con el pasar de las horas las cosas comenzaban a perder sentido, ya no importaba si salía o no, no volvería a ver tu sonrisa, tus ojos brillando cuándo demostraban tu felicidad, esos pequeños momentos dentro de la académica, tan escasos, pero eso no importaba por qué al ver tu sonrisa valía la pena la espera.

Pero eso ya no importaba, nunca te tendría de nuevo. La desesperación me consumía, me gustaría decir que lentamente más no fue así, todo sucedía demasiado rápido, al día siguiente todos estaban desayunado como si nada, como si tu no hubieras muerto, pero eso es lo que yo hice con las muertes pasadas.

Y de la nada llegaste tú, atravesaste esa puerta, de nuevo volvías aquí, por muy imposible que fuera, ahí estabas, en la entrada de la cafetería, cansado, pero con una oportunidad única para todos, una última oportunidad de escapar.

Tu siempre fuiste aquel que nos mantuvo vivos, siempre fuiste nuestra esperanza, quien nos guiaba a través de la desesperación, tu te convertiste en mi esperanza.

Desde mi oficina recuerdo la desafortunada situación que vivimos, aquella que nos llevó a unirnos más de lo que cualquiera hubiera podido imaginar. Aquella canción que ambos amamos nos describía a la perfección, tu voz al cantarla era mejor que escuchar al mejor músico, cantante o intérprete, comparados contigo eran nada.

— Te amo —  Me di cuenta muy tarde y aún así pudimos compartir momentos juntos.

Cuando abandonamos la academia, pude decirte todo lo que sentía por tí, lo que aún siento, pero te fuiste, muy lejos he decir y yo me he quedado aquí... Esperando a que regreses, por qué se que lo harás, cuando eso suceda estaré dispuesto a hacer aquello que no pudimos en el pasado.

Pasan los días y aquel joven de nombre Togami sigue esperando fielmente a su pareja, usando como distracción el trabajo en la fundación del futuro, siguiendo adelante tal como su castaño le había dicho, pero un día en particular se levantó más ansioso que nunca, ese día al fin volvería a ver a Makoto, después de una espera de años, al fin lo tendría de nuevo para él.

Un pequeño bostezo que escapó de sus labios era la prueba suficiente del cansancio que ha acumulado durante días, en los cuales adelanto trabajo para poder pasar el mayor tiempo posible con quien dentro de poco llegaría.

Momentos más tarde en la entrada de ese mismo edificio se adentraba aquel conocido como La esperanza definitiva, un chico castaño de ojos verdes, estatura promedio y vestido con un traje negro, acompañado de dos chicas, regresaba después de dos largos años investigando sobre la Ultimate Despair.

Una vez entregaron sus informes para que analizarán sus descubrimientos las castaña de nombre Aoi Asahina se disculpó con los otros dos y corrió rápidamente hacia la cocina con la excusa de preparar un panqué, el cual se había vuelto en el último año su antojo más anhelado, Kirigiri regresó a su habitación mencionando solamente que iría a descansar.

Por parte Naegi se dirigió a la oficina del rubio a quien extrañó cada día desde que se fue.

Cuando salí de las instalaciones de la fundación del futuro cada día esperaba que Togami estuviera seguro, aún que sabía que yo me arriesgaba más en estos momentos que él, no dejaba de pensar en su seguridad, tanto él como mi hermana eran lo más importante para mí, pero tuve que alejarme siendo acompañado de Aoi Asahina y Kyoko Kirigiri, durante los primeros meses buscamos diferentes lugares para pasar a salvó los días, encontramos un lugar en particular, que casi nos lleva a dejar de lado la misión y volver, ese sitio que antes fue un hogar se convirtió en ruinas, la maleza comenzó a crecer e los alrededores cubriendo los muros ya casi en su totalidad destruidos, vidrios, utensilios de cocina, pero lo que me llamó la atención fue aquella bicicleta cubierta de polvo y sangre seca, del tamaño adecuado para un niño que apenas aprendía a andar en ella... Ese particular objeto fue el que hizo que mis ojos comenzarán a sentir un escozor anunciado las lágrimas que querían caer e mis ojos ya que esa casa era el lugar donde viví antes de llegar a la academia Kibougamine y esa bicicleta era un recuerdo de la infancia que tuve con mi hermana, los recuerdos que ahora quisiera volver a vivir.

Quise abrazar a mi hermana de nuevo, decirle que la quería tal como ella lo hacía, quería que tanto ella como Togami y yo creáramos más recuerdos.

Seguimos adelante con el plan, teniendo contacto con la Fundación cada tres o cuatro meses, nos daban indicaciones y aprovechaba para preguntar por Togami y mi hermana, me daba tranquilidad el saber que estaban bien y esto fue mi vida durante dos años, pero ya estamos de regreso y ahora hay dos personas a las que quiero ver, pero una de ellas puede esperar unos minutos más.

La puerta fue abierta lentamente, siendo para ambos una eternidad, pero al encontrar por fin sus miradas después de tanto tiempo lejos el uno del otro aún podían saber que el sentimiento aún no desaparecía, si no que se había vuelto más grande.

Sintiendo el palpitar dentro de su pecho se acercaron lentamente al otro, sin apartar la mirada, era un choque directo de verde y azul.

— Volviste —

— Volví —

— Te eché de menos Makoto 

— También yo Byakuya, no tienes ni idea de cuánto —

Togami no dijo nada más, con una de sus manos acarició la mejilla del más bajo, tranquilizando por fin ambos corazones que durante tanto tiempo anhelaban la cercanía del otro, terminando la distancia con un suave beso, casi un simple roce, queriendo demostrar los sentimientos que no pudieron expresar en ese tiempo lejos.


La joven pareja estuvo en su mundo durante algunas horas, sabiendo que la paz sólo era temporal, ya que la guerra aún no llegaba y cuando ésta estalle nadie sabe lo que pasará, así que es mejor disfrutar esos pequeños momentos y detalles por qué nunca sabemos cual será el último que tendremos y nos podemos arrepentir de lo que no pudimos decir, lo que nos privamos de hacer y a quienes quisimos querer.

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