Together

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"¿Crees en las segundas oportunidades?"

"Sí."

Pov. Omnisciente

Un joven Park Jimin estaba sentado en su oficina a sus veinte años dirigiendo una empresa demasiado importante para su corta edad. Había heredado todo con la prematura muerte de su padre, y su madre siendo incapaz de dirigir algo semejante como la jefatura de la importante empresa Park, todas las responsabilidades recayeron en él hará un año.

Llevaba todo el día firmando papeles y yendo de una reunión a otra. Rezaba para que los minutos pasasen más rápido y así poder regresar a una vacía casa, donde nadie le esperaba, para poder asearse y dormir para que el día siguiente fuese igual de aburrido que el anterior.

Suspiró largo y chocó la frente contra el escritorio, abatido, cuando alguien tocó la puerta de su oficina.

—Adelante —dijo con voz firme levantando la cabeza y recargándola en el respaldo de la silla con un aire solemne.

La puerta se abrió dejando entrar a una bella y joven secretaria.

—Buenas noches señor Park —e hizo una reverencia en señal de respeto hacia su jefe.

—¿Qué le trae por aquí? —preguntó a sabiendas de que ya había cumplido con todas las juntas y reuniones programadas para el día. Rezaba para que ninguno de sus socios quisiese verlo ahora porque le mandaría a freír espárragos.

—Lo han encontrado.

**********

Un cansado Park Jimin caminaba por los suburbios de la ciudad a altas horas de la noche. Seguía el mapa de su móvil que le indicaba la ubicación que su detective privado le había conseguido. Detective privado que había contratado hacía un año para buscarlo.

Al llegar a un antro de mala muerte, los nervios empezaron a pasarle factura y su acelerado ritmo cardíaco y sudor frío no ayudaban a que se calmara. Respiró profundo y cuando se mentalizó y reunió suficiente valor para entrar, una voz hizo que se detuviera en seco y ahogase un grito.

—¿Qué hace un niño rico como tú en un sitio como este? —dijo la voz a su espalda.

Jimin se giró asustado, temblando y con los nervios a flor de piel. Frente a él se encontraba un hombre de unos veintipocos años, alto, de complexión delgada, cabello tintado de naranja y con ropa totalmente negra y adornada con tachuelas. El extraño sonrió suspirando y revolviéndose el cabello.

—No te asustes niño, no voy a hacerte nada. Mira, me presentaré. Soy J-Hope y como buen recién conocido te recomiendo que te vayas lo antes posible de aquí —dijo extrañamente amable.

Jimin soltó el aire que no se había dado cuenta que retenía. Agradecía de veras que el tal J-Hope fuese más o menos buena persona, o al menos no tan mala como aparentaban ser el resto de personas de por allí.

—No puedo irme. Primero tengo que volver a verle—confesó Jimin un poco más calmado observando al recién conocido caminando en círculos.

—¿A quién buscas niño? —cuestionó.

—A Min Yoongi.

J-Hope se detuviera de golpe y lo mirase por el rabillo del ojo.

—No hay nadie con ese nombre aquí —dijo este cambiado a un tono demasiado serio comparado al anterior.

El repentino cambio asustó a Jimin, que retrocedió un par de pasos por el miedo y sintió que sus rodillas temblaban; temía que pronto le fallasen.

StrangersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora