CAPÍTULO II
Contado por Konae Ameko
Julio 2018Y así sin ni una gota de lástima, apuñalé desde atrás a la desquiciada mujer.
El pobre Naoki empezó a gritar desde el suelo:
—¿¡Qué estás haciendo?! ...¡P-para..!
Repetidas veces me volvió a gritar la palabra "para".
Por alguna razón que no entendía, él seguía defendiendo a la que llamaba su madre.
¿Acaso no entendía que yo lo estaba salvando? El habría muerto si la situación seguía así, la mamá no pararía, ni el hijo se lo impediría.
Yo estaba haciendo bien al acabar con esa mujer.
—¡Para por favor! ¡T-te lo pido! —Y así comenzó a llorar desconsoladamente.
—No —dije fríamente. Y seguí hasta asegurarme que la mujer, ya tirada en el suelo, estuviese completamente muerta.
Los gritos y los llantos del chico eran como música de fondo.
—Oye... ¿p-por qué haces esto?... —dijo mientras miraba la acera cubierta de sangre.
Sin pensarlo dos veces dije:
—Ella... ¡Ella te hubiera matado! ¿Sabes?
—No es verdad —sollozó—. ¡Nadie merece morir de esa manera!...
Después de varios intentos, logró pararse con el poco de la magnificiencia y energía que le quedaba.
—Guau, tú sí que tienes fuerza de voluntad —dije mirándolo mientras intentaba mantenerse en pie.
¿Fuerza de voluntad? ¿Naoki? ¡Jaja! Al menos eso era lo que pensaba entonces.
Después de conseguir levantarse sin tumbarse en el piso, mirándome exclamó lentamente:
—¿Por qué? ¿Por qué me quitas todos lo que me queda de familia?
Cuando lo escuché, me sonó algo triste, bastante triste. No obstante, yo no tenía pensado ceder.
Evité cruzarme con sus bellos ojos apagados y le contesté con aires de superioridad.
—Te quité lo que te estaba haciendo daño por dentro y por fuera. Te estabas acostumbrando a eso y ya estabas empezando a creer lo que dice de ti.
Mientras seguía llorando me respondió:
—¡Pero era mi mamá y aún así la quería! —Se dejó caer de rodillas con la cabeza gacha.
En ese mismo instante, algo en ese chico cambió. Como si en su mente algo se estuviera corrompiendo. Algo bastante horrible de ver, si me preguntan.
Ese chico ya no mostraba ni un poco de disposición y yacía en el suelo con una mirada vacía y sin expresión alguna, excepto por el aspecto melancólico que se distinguía en todo su rostro. Ya no estaba llorando.
Sin yo saber qué hacer ni qué decir, él se levantó y de pronto me dijo serenamente:
—Préstame esa navaja —Y señaló hacia mi mano.
—¿Tú crees que voy a dejar que me mates?
—No es para eso... —dijo mientras seguía con una expresión espeluznante.
Se notaba que por dentro seguía llorando.
—Oye -dije mientras lo agarraba de la polera y lo sacudía—. No estoy a favor del suicidio. Así ni lo pienses.
Después de las golpizas que recibió, era obvio que ya no necesitaba más. Sentía pena por él.
Había hecho lo correcto, ¿no? Me había entrado esa duda.
—Por favor, ya ni quiero vivir —admitió sin rodeos y sin quitar sus ojos del piso. Yo lo continuaba sujetando de la camisa.
Como no se me ocurrió otra cosa más que hacer, lo acerqué a mi y moví mi brazo izquierdo entorno a él para simular un abrazo.
Y supe en ese instante que era mi única oportunidad de sacar partido. Podría tener todo lo que siempre quise. Entonces emocionada le murmuré al oído:
—Quédate conmigo. ¿Me permites cuidarte desde ahora?
Yo sabía que ese chico ya no tenía ni ganas de librarse de mi. En ese estado anímico tan bajo, estaba a merced de una decisión en contra de su voluntad, así que era la situación perfecta para terminar mi trabajo.
Tenía claro que igualmente, le estaría haciendo un bien, pues como él mismo había confesado, quería estar más muerto que vivo, y si era así, de todas formas sería mejor quedármelo y cuidarlo hasta que se mejorara.
—Como quieras —habló y luego perdió finalmente la consciencia.
—Ah. Qué bueno que los pude localizar. Y yo que tanto me esforcé para seguirlos hasta encontrar un lugar adecuado —me dije a mi misma—. ¡Yey! ¡La gran Ameko ha salvado una vida de nuevo! ¿O se la habré arruinado? Bueno, no importa. ¡Ahora tengo un guapo chico con traumas psicológicos de quien disfrutar!
—Y ahora, ¿cómo rayos los sacaré de aquí? Por lo menos compré una pala.
Me costó un mundo levantarlos para llevármelos en la espalda. Naoki, ¡tu mamá pesaba demasiado!
Compré un balde de pintura azul justamente para vertirla en el suelo. Eso serviría para que nadie pudiera notar la sangre del suelo.
Y así, con Naoki desmayado al hombro, arrastrando a la señora fallecida, y llevando mis cosas en la mochila; me fui caminando lentamente por la otra salida del callejón.
Lo último que hice fue echar a la vieja adentro de un basurero de esos grandes, el cual se encontraba a la salida del pasillo.
No pasaba nadie por tales lugares, así que la hice corta y me esforcé para irme lo más rápido de allí.
Novela escrita por Shuto Cho
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Los Problemas De Naoki
AcciónUn niño nipón de dieciseis años, Naoki, pierde las ganas y la fuerza de voluntad luego de haberse cruzado con Ameko, una chica que le haría pasar por un evento traumático. La joven logrará obtener la capacidad de hacer del muchacho cualquier cos...