capitulo 1

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los meses pasaron y el caso se habia cerrado, Thomas se suicidó. Para las autoridades tenia sentido, su hermana estaba a punto de morir y sus padres de separarse, no tenia a nadie excepto a mi, pero el no era consciente de eso. tras noches y dias de interrogaciones me descartaron como una posible sospechosa o la "unica" testigo que estuvo ahi en el momento justo; pero aunque el suicidió tuviera sentido el no era capaz de eso, lo conocia y lo conocia muy bien.

-Leah- me llamaron- quieren que vuelvas a la comisaría-

-Pero si ya cerraron el caso- dije exhasperada.

-Encontraron algo-contesto.

y alli me dirigía, estaba harta de ser una sospechosa de la muerte de mi novio, cuando lo unico que quise hacer fue salvarlo de toda su drama familiar.

Abri la puerta de la comisaria y entre, una oficial me saludo con la cabeza descortezmente y empezo a caminar esperando que la siga. Luego de un rato las preguntas cesaron, mis respuetsas fueron las misma que las de la la primer interrogacion, ya que era la verdad y no tenia nada que ocultar.

-¿Esto es tuyo?- dijo la oficial mirandome y mostrandome un artefacto en una bolsa de plastico.

-No- conteste, aquello encontrado era una uña postiza.

la oficial retiro la uña de la bolsa y agarro mi mano derecha, mire al frente suponiendo que alguien mas estaba mirandome. probo aquella uña plastica en todos mis dedos, todos mis dedos eran muy chicos para la uña ante mi. Me imagine a mi misma dentro de la pelicula "La cenicienta" yo era una de las cuantas doncellas del pueblo a las que le habian probado el zapato de cristal de Cenicienta.

la oficial salio de la habitacion, luego de unos minutos entro el detective Brown a la sala, se sento frente de mi y luego de unas preguntas sin respuestas agarro bruscamente mi mano izquierda, probo de nuevo la uña en todos mis dedos y suspiro.

-No mate a mi novio- dije en un tono amenazante.

llegue a mi casa tarde, abri la puerta oxidada y entre girando la llave fuertemente. estaba frustrada.

-¿Donde estabas?-

-No te importa-

-No voy a permitir una delicuente en mi casa y mucho menos llamarla hija- dijo con desprecio.

-No soy una delicuente- dije acercandome -No soy tu hija- dije apuntandole -No es tu casa.

The WitnessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora