-¡Venga Axel, que nos están esperando!- gritó con entusiasmo el rubio de ojos claros quitándose el delantal colorido de un tono rojizo oscuro y metiéndolo en su taquilla correspondiente después de abrirla de un golpetazo y arrugar el delantal, cerrando la taquilla de la misma forma.
-Ogh, Dan, ya te he dicho que no qui...- replicó por su lado el chico de pelo tan negro como la noche, el cual, estaba despeinado a su vez, como si simulara tener vida propia, sin poder acabar la frase de respuesta a su compañero de trabajo y amigo, pues éste le tiró su camiseta amarillenta en la cara mientras se desvestía para cambiarse de ropa.
Los ojos del joven con el pelo carbonizado se volvieron blancos por unos instantes, mientras que Dan soltaba una risita levantando su propia camiseta que ya había caído al suelo.
-Anda, que desde que dejaste a Ámber estás muy decaído y no haces más que trabajar y agobiarte. Te prometo que te va a gustar, a parte de que es un ambiente totalmente diferente al que tú conoces, créeme. Y de hecho, mucho mejor. Te lo pasarás bien, que es lo que tendrías que haber hecho hace bastante.- con una sonrisa de oreja a oreja añadió el chico de ojos cristalinos, terminando de cambiarse de ropa y echándose dos toques de colonia (sacada de la taquilla ya abierta de su compañero), en la nuca y en el cuello, procediendo a hacerle lo mismo a Axel mientras que éste tardaba en cambiarse de ropa y se quejaba, aunque en silencio, pues aún ni sabía a donde iba a llevarlo aquel rubio.
Las once y media de la noche, y aquellos dos ya habían llegado al lugar indicado, el cual estaba a unos veinte minutos andando de la cafetería en la que trabajaban y en la cual habían dejado parte de sus pertenencias para no cargar con ellas.
Un hombre alto, esbelto y de piel morena con gafas de sol y traje en una entrada compuesta por dos puertas negras no muy altas, abrió una de las puertas después de que Dan estuviera en su campo de visión. ¿Eran necesarias acaso las gafas de sol a las casi doce de la noche?
Barras de baile con varones en ropa interior, sensuales movimientos y con cuerpos bastante diferentes si se comparaban entre ellos- pues para gustos colores, un bar para las tan solicitadas bebidas, un ambiente tornado en colores neón y olores de colonias masculinas mezcladas con alcohol y sudor, y... un local repleto de sólo el sexo masculino.
Para su propia desgracia, el despeinado joven que iba detrás del rubio mientras que éste le sujetaba de la muñeca para que no se perdiera, ya había entendido en el lugar que estaba- una discoteca gay. Y no le faltaban ganas a Axel para que la tierra lo tragara ahí mismo y de gritarle a su amigo de la rabia que le estaba consumiendo por dentro, pues no le faltaba razón a Dan- el ambiente era demasiado diferente al cual éste estaba acostumbrado, demasiado; pero el de los ojos claros se limitó a llevarlo al bar rápidamente y pedir unas bebidas para ellos dos, prefiriendo a que el chico del pelo moreno bebiera alcohol en vez de gritarle, pues demasiado bien lo conocía y bien sabía que Axel acabaría pasándoselo bien por mucho que lo negara al principio, aunque haya sido un cambio demasiado brusco y repentino para aquel, por no hablar de que el rubio por fin había cumplido uno de sus propósitos- ir de fiesta a su manera con su mejor amigo e intentar introducirlo en su pequeño mundo, el cual los diferenciaba bastante (también llamado sexualidad).
Suspiro, dos, tres vasos de alguna que otra mezcla alcohólica que no sabía muy agradable y que seguía pidiendo Dan para su compañero, mientras que él mismo no se había acabado ni el primer vaso. Una especie de calor, formándose desde el estómago, se empezaba a extender por el resto del cuerpo del joven de ojos azules verdosos mientras que su visión se fijaba en cómo su ''querido'' rubio ya estaba en proceso de ''cazar'' alguna que otra ''presa'' de su agrado- o más bien dicho típico hombre musculado con barba, que se pasa más horas en el gimnasio que en su propia casa. Los ojos de Axel se deslizaron hacia el lateral izquierdo, hacia donde estaban las respectivas barras con sus bailarines casi sin ningún tipo de ropa, al igual que pequeños sofás en los que se podían divisar no muy bien por las luces de tono neón, parejas de chicos besándose o incluso algo más que eso, y evidentemente hombres mayores de dieciocho años bailando o algo parecido a ello.
¿Por qué no acercarse a ver uno de los bailarines de striptease?
Esa misma pregunta se hizo en su cabeza ya el no tan tímido y cortado joven con tatujes, acercándose a una de las barras en la cual había un hombre pelirrojo, alto y esbelto, hasta que su camino fue interrumpido por alguien que era de menor altura que él mismo.
Sus ojos azules verdosos se dirigieron inmediatamente hacia abajo, para ver quién era el culpable de aquel choque tan inesperado; y el responsable de aquello realmente hizo que Axel se sorprendiera, quedándose sin palabras en aquel instante, mientras que su mirada seguía sobre él. ¿No era aquel mismo cliente que iba todos los días a la cafetería en la que trabajaban el rubio y el moreno? ¿Por qué iba en ropa interior, acaso trabajaba en aquel lugar también?
Todas esas preguntas llenaban la cabeza del hombre, a la vez que el chico culpable de aquel pequeño incidente ya se abalanzaba sobre Axel para unir sus labios, y mezclar su sabor a alcohol y cigarrillos con el del mayor, mientras que una de sus manos se deslizaba suavemente desde la mejilla, pasando por el cuello y por el pecho para seguir bajando hasta sujetar el miembro a través de la ropa, y el otro brazo rodeaba el cuello de aquel mismo.
ESTÁS LEYENDO
Move inside of me
Romance¿Qué pasaría si tu vida cambia desde el momento en el que decides adentrarte en un mundo desconocido para ti? Sentimientos nuevos y... ¿raros? penetran el alma de Axel desde aquella noche en la que sus labios conocieron el sabor de Neal. Aquella ma...