Capitulo 2: Acosadora

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—Say, say, say, hey, hey, now, baby —desafiné, gritándole al mando de la tele, mientras bailoteaba por el salón.

— Oh, mama, don't play now, baby —seguí becerreando.

— Say, say, say, hey, hey, now, baby. Said let's get one thing straight now, baby —intenté imitar la voz de Adam, pero solo me salió un pequeño gallo. Típico de mí.

— Tell me, tell me if you love me or not, love me or not, love me or not —agarré mi móvil y entré en WhatsApp. Cliqué en el chat de Noah, mi mejor amigo, y miré si me había mandado un mensaje.

Pero no había nada.

Ni de WhatsApp ni de ninguna otra aplicación.

Él no me había enviado nada.

—I'll bet the house on you. Am I lucky or not, lucky or not, lucky or not? —canturreé bajando mi tono de voz y apagué mi móvil. Sonó el timbre y casi de inmediato apagué la música.

Miré por la mirilla y aprecié que enfrente de mi puerta había un señor alto, vestido de negro y con una gorra oscura. Me asusté al verlo, pero después me fijé en que traía un paquete consigo en el que ponía Amazon. Entonces caí.

¡Mí pijama de Maroon5!

Abrí la puerta y firmé en la libreta que traía. Casi le arranqué el paquete de las manos y cerré la puerta en las bruces al repartidor.

—¡Por fin ha llegado! —vitoreé sonriente y empencé a saltar como una niña.

Subí a mi cuarto y me cambié de ropa, poniendome mi pijama nuevo. Era negro; la parte de arriba era una especie de sudadera con la palabra escrita Maroon5 en el centro de ella. La parte de abajo era como una especie de chandal, también negro, simple y sin ningun detalle.

—¡Me encanta! —sonreí mirándome al espejo— ¡Solo falta que llegue la almohada tamaño real de Adam Levine! —junté mis manos y salí de mi armario ilusionada.

Sí, tenía una obsesión con este grupo. Pero, oye, a mí esto me hacía feliz.

Me acerqué a la ventana de mi cuarto y la abrí para poder apoyarme en los marcos de la misma. Me quedé mirando la piscina, se veía oscura por la noche.

Miré hacia la casa del vecino y pude percatarme de que desde aquí tenía una perfecta vista del cuarto del chico que me había hablado esta tarde. Estaba sobre su cama, leyend...

Espera ¿qué?

¿Estaba leyendo?

Y también algo más, ¿le estaba espiando? Seguro que me vería como una acosadora desde aquí arriba.

¿Acaso te importa ser una acosadora? ¿Y esa carpeta que tienes en tu móvil con solo capturas de cosas a las que le da like Noah en Instagram?

—Cállate, consciencia -dije inconscientemente en voz alta y, como si me hubiese escuchado el vecino, él miró en mi dirección. Yo inmediatamente me puse roja y me metí dentro de mi habitación.

Tranquila, puede que no te haya visto.

¿Que no te ha visto? ¡Si te ha mirado de lleno! ¡Acosadora!

¡Cállate, consciencia!

Me senté en el suelo y puse mis codos sobre mis rodillas mientras miraba el techo, pensativa.

¿Por qué tenía que ser una experta de hacer el ridículo? Suspiré y me levanté del suelo para meterme en la cama. 

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Me levanté pronto hoy. Era raro, porque no era una persona a la que le gustase madrugar. Pero ahí estaba yo, a las 8:00 de la mañana, con mi uniforme del Tenis And Go que me había comprado mi padre. Me gustaba mucho el tenis y sabía que había un Club de tenis en el centro, así que le pedí a mi padre que me inscribiera en él. Solo como socio, no me había inscrito en ninguna clase por que era bastante asocial y evitaba estar con gente a toda costa.

Bajé las escaleras y fui a la cocina.

5 mins después...

Estaba terminado de revólver mi intento de Neskuik y me lo llevé a la boca. En el primer sorbo, vino un sabor desagradable a mis papilas degustatibas y me dió una desagradable arcada.

-Qué asco -susurré mientras lo tiraba por el lavabo.

¿En serio? ¿Eres tan inútil en la cocina que ni sabes hacerte un Neskuik?

—Papá, te necesito -volví a susurrar mientras miraba mi taza de Neskuik vacía.

Rendida, me hice una tostada bastante quemada y le puse un poco de Philadelphia.

Con la boca llena, sacudí mis manos en mi falda, bastante corta, por cierto, y volví a subir a mi habitación para coger mi raqueta de tenis.

Cuando estaba bajando por las escaleras, escuché el timbre.

-¿Quién es?-pregunté cuando terminé de bajar las escaleras.

- ¡Tu mejor amigo! -escuché a Noah tras la puerta.

¿Noah? Abrí la puerta de inmediato mientras me subía un poco la falda.

-Yo que tú no me subiría más esa falda, un poco más y se te verán las bragas -dijo mientras me miraba de arriba abajo y reía un poco.

Me ruboricé y me bajé la falda tímidamente.

-¿Qué haces aquí?-hice una mueca, intentando cambiar de tema.

-Quería ver tu nueva casa -pasó una mano por su precioso cabello rubio.

-¿A estas horas?- Sonreí algo nerviosa y alcé una ceja.

-Sabía que hoy madrugarías, llevas toda la semana diciendo lo ilusionada que estabas por que por fin ibas a ir a clases de tenis- sonrió sin enseñar sus dientes y metió las manos en sus bolsillos.

-Entonces... ¿Me vas a chafar mi mañana de tenis?- curvé mis labios hacia abajo de forma dramática y pasé un dedo por mi cara a forma de lágrima.

Soltó una carcajada-. ¿Qué prefieres: una mañana de jugar a la Wii con tu mejor amigo o una mañana jugando tu sola al tenis? -alzó las cejas e inclinó su cabeza sonriendo, cuestionandome.

-Umm...-llevé mi mano a mi barbilla, como si estuviera pensando- Mañana de juegos -dije finalmente.

Y me lancé a sus brazos.

¡Mi estúpido vecino!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora