Una vez en casa subo directamente a la que será mi nueva habitación. No tengo hambre y paso de dar explicaciones, ella ya sabe muy bien que si no ceno es porque no quiero estar en este lugar.
Las habitaciones son una de las pocas partes que están bien y aunque me cueste reconocerlo tal vez este sitio se convierta en mi pequeña cueva. Me quito las botas y me acerco a una de las cajas, aún queda por hacer aquí dentro, pero la pereza es tan real que otro día será. Del interior saco un álbum de fotos. Me lo regalaron mis amigos un día antes de embarcarme en esta aventura.
Con el álbum en la mano me siento sobre el coche. Paso todas las páginas, mirando, leyendo, riendo con alguna foto estúpida y llorando al recordar a mis amigos que tan lejos están de mí en este momento. Si tan solo me dieran cinco minutos para volver a estar con ellos...
Una lágrima cae rápida por mi mejilla y yo la quito enfurecida con el reverso de la mano. No es justo, yo nunca quise esto y no me preguntaron. Me obligaron a venir aquí sin yo quererlo, todo por un estúpido trabajo.
Miro por la ventana ya que esta, todavía no tiene cortinas y en la ventana de enfrente le veo. Hay un chico de espalda, sin camiseta, sin pantalones e intuyó que sin ropa interior ya que su cuerpo esta tapado por una toalla amarilla. Él se gira, y yo caigo de culo ¡No me lo puedo creer! Me agacho un poco para verle mejor ¡Es él!
- ¡Es Dylan! ¡Dylan es mi vecino! –Grito entre asombro y pánico
Veo como se quita la toalla y es en este momento cuando me tiro al suelo. No quiero ver más, suficiente por hoy.
En shock guardo el book en la caja y salgo al baño, pero mis pies se paran en la puerta de mi hermana cuando la veo tumbada en su cama ¿llorando? Poco a poco entro en su habitación y la miro. Solloza en voz baja agarrada a su peluche favorito.
-Catherine... -Digo en susurros- ¿Estás bien?
Ella saca la cabeza de entre las sábanas y me mira.
-Me da miedo este sitio.
-Tranquila, no pasa nada ¿Qué es lo que te asusta?
-La casa... me da miedo, no quiero... -Dice sorbiendo por la nariz
-A mí me pasa lo mismo, pero... se me ocurre una idea
- ¿El qué?
-Primer tienes que dejar de llorar.
-Vale... ya está...
- ¿Segura? –Digo sonriendo- ¿Y esa lágrimita que cae?
Ella ríe y se seca la cara con las dos manos. Frotando fuerte.
-Ya está.
-Hazme un hueco, hoy dormimos juntas –Digo haciéndome espacio en su cama- A mí tampoco me apetece dormir sola.
- ¡BIEN! –Grita de felicidad
Me deja un hueco que no dudo en rellenar con mi cuerpo y de un solo viaje me tapo.
-Pris... -Dice medio dormida- ¿es verdad que el Ratoncito de los dientes no existe?
- ¿Qué? ¿Quién te ha dicho eso?
-Marcos Gutiérrez, lo dijo un día en el cole.
- ¿Y tú crees que papá y mamá saben el día exacto en el que se te va a caer el diente para tener un regalo?
-No... porque eso no se puede saber.
-Claro.
-Vale.
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En las botas de Priscila
Teen FictionPriscila Pérez tiene una gran capacidad de discutir con sus padres debido a su carácter. Dylan Oliveros, tiene una gran capacidad para lograr lo que se propone. Priscila no se asusta por los prejuicios pero no tiene ni idea de lo que le puede llega...