LO QUE DERRY ESCONDE 1/3

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La vida en la familia Wilcox nunca ha sido de lo más difícil, lo tienen todo y a la vez nada, son una pequeña manada modesta y feliz, sin problemas hasta el momento.

La pequeña Edith Wilcox ya tenía trece años de edad recién cumplidos, y como la fecha de su cumpleaños coincidía con las vacaciones de verano, su familia decidió celebrarlo viajando hasta el pequeño estado de Maine, en concreto a la ciudad de Derry ya que allí fue donde su abuelo pasó gran parte de su juventud, él, por desgracia había muerto al poco tiempo de nacer su hija, razón por la cual no llegó a advertirle del peligro que escondía la pequeña ciudad, Arthy Hanscom es su querida hija, madre de Edith y mujer dedicada a Andy Wilcox.

La pequeña familia desconocía la ciudad por completo, ya que de lo contrario se habrían abstenido de ir a semejante lugar.

Ese verano del año dos mil doce el cielo estaba despejado y las calles lucían tranquilas, Edith estaba algo decepcionada por la monotonía que se respiraba en aquel lugar, mas también tenía ganas de ir a la antigua casa del abuelo y conocer más de lo que se supone supuso un eslabón en la vida de éste. Edith recordó la cantidad de libros que el abuelo guardaba, según Arthy, el abuelo murió en la biblioteca, supuso por ese entonces que leer era su vida, ¿que coincidencia no?

En cuanto el coche paró Edith salió disparada por la puerta trasera como si la vida le fuera en ello, no obstante esa velocidad tendría que guardarla para otros momentos, con rapidez de rayo entró a la casa rozando las suelas de los zapatos a sus padres y se dirigió a la que según ellos era su habitación improvisada, con algo de mala gana sacó sus pertenencias de aquella maleta rosada que le había regalado su abuela por su reciente cumpleaños, ella no había querido ir a Derry ya que, dicho con sus palabras le recordaba demasiado a su querido y difunto marido. Edith en ese momento no quiso sacar mas el tema y unos segundos después éste ya estaba en la caja del olvido.

-¡Cariño!- chilla su madre desde el piso inferior, mientras subía las escaleras con calma.

-si quieres, puedes salir un rato a ver que te parece este sitio.

A la pequeña Edith se le iluminaron los ojos y con ímpetu movió la cabeza en señal de asentimiento.

Arthy sonrió casi al instante y le acarició la mejilla con su mano, no quiere admitir que cuando ve ésa expresión en la cara de su hija siempre le recuerda fugazmente a la cara de su padre, su muerte le había afectado mucho, pero sabía que una parte de él se quedaría siempre en Derry, en su versión buena y... Claramente también en la mala.

Arthy le dijo a su pequeña que tuviera cuidado y que procurara no perderse...

En un abrir y cerrar de ojos la pequeña Edith se encontraba correteando por las calles de la ciudad, evidentemente tenía en cuenta los avisos de su madre pero ella, que comenzaba a sabérselas todas decidió desconectar de toda molestia y dedicar esa pequeña porción de libertad a hacer lo que más quería, explorar.

Mientras caminaba por esas pintorescas calles llegó a una explanada mas abierta, en uno de sus limites había una puerta metalizada la cual hacía esquina con un gran jardín, parecía bastante segura, pero su mal estado la delataba, era relativamente vieja y en uno de sus barrotes, en la parte superior se podía leer "Derry high school".

Edith repasó con la mirada el lugar, se trataba del colegio de Derry, no había nadie, como era más que evidente en esas fechas, suelta una casta risa por el horrible hecho de que se encuentra en una escuela en las esperadas vacaciones de verano, echa un ultimo vistazo al colegio y seguidamente se gira para proseguir su camino.

Pero algo más llama su atención, justo al lado la puerta de metal hay un gran cartel que le había pasado desapercibido, éste se encuentra en el mismo mal estado que la puerta y levemente tapado por varias enredaderas que dificultan su lectura, Edith se acerca sigilosamente como si lo quiera que fuese a leer se tratara de el hallazgo del año, lo cual tenía sentido dadas las circunstancias.

Con su mano aparta las enredaderas y lee.
-RECUERDA EL TOQUE DE QUEDA
SIETE DE LA TARDE
DEPARTAMENTO DE POLICÍA DE DERRY.-
se le pasa la idea de que puede que sea un aviso para un futuro cercano, pero enseguida aparta ese pensamiento.

Frunce el ceño y vuelve a leer lo que ponía en el cartel, nunca imaginó que se hicieran éste tipo de cosas en una ciudad tan, a su parecer o a simple vista, segura, ella en ese momento suponía que así lo era, pero lo dudó en cuanto sintió ese escalofrío de inseguridad recorrer todo el dorso de su cuerpo, de repente se percató de que el crepúsculo estaba por caer

Hasta ese momento no cayó en el hecho de que la ciudad estaba demasiado bacía, ¿acaso no habían comenzado las vacaciones para ellos? Decidió no centrarse en el tema y siguió su camino sin prestarle importancia al ya olvidado y siniestro cartel.

Siguió caminando, mientras, veía como el sol sureño estadounidense se escondía entre los bastos andurriales. Por un momento olvidó todo lo que había pasado con anterioridad, creyó oír como algo no identificado le comía el cerebro poco a poco y le decía con voz gangosa ¡hola estoy aquí! ¿Te gustan las palomitas?. Por un momento sintió un frío helado y miró la hora casi de reojo, las 8:01, pasó la mirada por su alrededor y definitivamente, estaba todo desierto, sin ningún ser viviente. Claro está le faltó mirar en un sitio, cercano a sus pies se encontraba la toma de aire del alcantarillado, unos ojos amarillos y casi antinaturales miraban con deseo y hambre a aquella niña que se alejaba de su alcance poco a poco.

Edith siguió caminando, tenía que admitir que se había puesto algo nerviosa, ese ambiente mórbido tan repentino hacía que se le erizacen los finos bellos rubios de un brazos, por no hablar de aquella sensación tan desagradable de sentirse vigilada.

Más adelante se exhibía una gran edificación con estructura antigua, en su fachada había un gran cartel color cobre donde se indicaba que ése sitio era la biblioteca pública de la ciudad, Edith mostró emoción en su mirada, ella amaba leer, esa era una de las razones por las que exploraba lugares desconocidos día a día, en su subconsciente lo relacionaba con las novelas de Sherlock Holmes y de Falcó.

Se dirigió a ésta casi de inmediato, dentro se sentiría más segura y entrar claramente valió la pena, oooooh si valió la pena, al menos para ella lo hizo, para ella todas las bibliotecas merecían atención y cuidado, en ellas se guardaban historias después de todo... Aunque en esa en específico se guardaba una en particular como oro en paño, y no tenía un final feliz...

YOU DIE IF YOU TRY (It)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora