YOU DIE IF YOU TRY (It)

LO QUE DERRY ESCONDE 3/3 FINAL

Está encerrada, no hay escapatoria, ya no hay por qué fingir.

Esa sórdida voz hizo que a Edith se le pusieran los pelos de punta.

-¡Eh querida Edith!- susurró una voz desde la penumbra, se dio la vuelta asustada, intentando ver de donde venía esa estrangulada voz, de más allá que el mismísimo infierno.

No tenía muchas esperanzas en encontrar al dueño de semejante terror, pero lo hizo, lo encontró, era... Un payaso. Envuelto en un alo de oscuridad espectral y hambre de humanos, o eso pensó Edith, en esas circunstancias no se le daba tiempo a pensar con claridad. Su traje plateado y embolsado brillaba atrayente ¿acaso era lo que él quería? ¿Atraerla?

El peculiar payaso tenía una sonrisa tan amigable que llegaba a ser escalofriante, a la pequeña le recordó casi fugazmente al payaso Ronald McDonald, pero una versión renovada y para nada atrayente en las circunstancias del instante. Solo quería correr, huir.

Edith balbuceó cosas al azar, tenía miedo, y eso hacía que la sonrisa del payaso se hiciera más grande y espantosa, sus ahora puntiagudos dientes ocupaban toda su sonrisa, de oreja a oreja . Las rayas desdibujadas que surcaban sus ojos eran brillantes éstas marcaban la mueca de su entrecejo, se fijó en sus zapatos, eran grandes, como las de un payaso normal, lo ultimo que vio de él fueron unos grandes pompones rojos ¿o eran naranjas?, Edith diría que eran color sangre.

-tengo globos Edith- el manojo de globos que sostenía en una mano se hizo claramente visible para Edith, como si la oscuridad no afectara a su clara visibilidad, mientras, el payaso se mantenía al margen, acechando a su presa en un manto de oscuridad.

-n,no... Esto no es real- una lágrima le surcó el moflete enrojecido por el miedo y el frío.

-Oh Edith, si no soy real para ti... ¿Tampoco lo he sido para los demás? - dice la voz del payaso, su dedo señaló a la carpeta que Edith había leído con anterioridad, donde se describían con lujo de detalles el incendio del Black Spot o la explosión de la fundidora durante la búsqueda de huevos de pascua, en la cual habían muerto todos los indefensos niños y los cuerpos inertes de la gran mayoría habían desaparecido sin dejar rastro alguno, Edith se quedó espantada casi al instante.

Todos flotan Edith, todos flotan aquí abajo.

De repente se percató de que el payaso se encontraba unos pasos más cerca de la aterrorizada niña, como si se moviera cual cazador detrás de su presa, que resultaba ser ella, el pompón color sangre que se encontraba en la sucia pechera de eso, rozaba la nariz de Edith, el viento sucio y mal oliente que desprendía se elevó en un instante, como si el inmundo ser que parecía un payaso hubiese elevado los brazos para atraparla, Edith, que se encontraba paralizada por el indescriptible miedo reaccionó y casi sin pensar ya se encontraba corriendo, o más bien huyendo de lo que quiera que fuera eso, ¿un payaso? Dudaba.

Pasó por las incontables estantería sintiendo la presencia del payaso a sus espaldas, casi sentía sus garras rozarle la punta de los omóplato, pero en un instante de inconsciencia, Edith se giró. No había nada...

Se encontraba al pie de las escaleras que la conectaban con la planta alta y vio que en el hueco de ésta había una peculiar forma cuadrada en la cual se podía esconder. Sin pensarlo, ahí se metió, la caja tenía unos dibujos infantiles de tortugas acuáticas, esto por una razón desconocida produjo en Edith una sensación de alivio, por un pequeño instante vio a su abuelo, en la misma situación que ella, con el mismo miedo, en la misma caja con el mismo payaso.

¡Todos flotamos Edith! ¡Y cuando estés aquí abajo, conmigo, tu también flotarás!

En cuanto la pequeña escuchó esas palabras cada vez mas y mas cercanas y sintió ese miedo que eso quería que sintiese, un miedo atroz e incontrolable el cual podía hacer perder la cordura a cualquiera, supo en ese momento que no podía esconderse, que ya la había encontrado.

Una sonrisa, unos enormes dientes y sangre, mucha sangre y.... Miedo, mucho miedo.

Éste sentimiento la cegó y la oscuridad acabó con ella, ahora vagaba por la eternidad, el infierno de ESO, la muerte.

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