Yaria Soussa

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Capítulo 8


Puedo llenarte los oídos de historias, claro que ningunas serían interesantes.

Yaria Soussa, la menor, la más pequeña, una diminuta hormiga, al lado de 3 elefantes. Música clásica, al lado de Reggaeton, no digo que sea un mal ejemplo, los gustos varían debido a la persona y su manera de ser. Solo que yo, no tengo una manera de ser, muy concreta. En conclusión, Soy solo una chica sin personalidad alguna.

Nací en Maceió, más brasileña que Paulo Coelho, si te quiero, seré más poeta que Pablo Neruda, podré contarte mas cuentos que García Márquez. 

Te seré clara, chica baja, anteojos, cabello corto. ¿Te suena? Pero... Ahora creerás que mi personalidad es introvertida. Te diré que soy todo lo contrario...

Te contaré un historia, acomódate y busca algo de comer. 

En una suave melodía acústica, imagina que la brisa roza tu rostro suavemente, pensando que la libertad está en otro lugar, creyendo que puedes llegar, porque es así. Así me sentía yo. 

Desde pequeña me han impulsado a salir adelante, mi Madre, criatura hermosa que me ha hecho como soy actualmente.

Estuve en clases de, Guitarra, Pintura, Piano, Violin, cursos de Locución, De Literatura, Informática y programación. ¡Ah! y Cocina. 

Cualquiera dice que sé hacer de todo, pero no. ¡Están muy equivocados! NO SÉ SILBAR. 

¿Por qué soy así? Creo que todo empezó, cuando cumplí 5 años...


Maceió, Brasil.   2001, 2 de Mayo.


—¡Yaria! Baja, llegaron tus Abuelos.  — Aún recuerdo la emoción que sentía al escuchar esas cosas. 

Con 5 años, sabía subir y bajar las escaleras a la perfección, recibir órdenes claras. Moviendo mis brazos de lado a lado gritando "¡Abu, Abu!" No tenía ninguna clase de problema mental, solo que me daba pereza decir por completo "abuelo". 

Cuando llegué, solo estaba mi abuelo, una cara triste y las manos vacías. Unos segundos después, llegó mi abuela, con las vías tomadas, pálida y delgada, tenía un regalo en las manos, una caja rectangular, con una envoltura roja con lazo verde, como si esto fuera navidad. 

Hubo un silencio incómodo en toda la sala, de hecho mis cumpleaños nunca estuvieron llenos, solo eran mis padres, y mis abuelos. Por lo que se podía notar más.

  — Yaria...

Mi abuelo, se acachó para poder estar a mi tamaño. Recordar sus palabras me inspira.

"Crece, por ti, y no por mí. Quiero que seas la mejor, a tu manera...". Tomó aquella caja y me la dio. Al tomarla casi me caigo, pues era muy pesada. Con mis ojos llenos de destellos tomé el papel regalo y lo rasgué. 

Los miré a ambos, y se empezaron a reír. Se que si les digo, también reirían con ellos. Pero gracias a ese momento, soy como soy. 

"Cuando cumplí Cinco años, mi abuelo me regaló una Enciclopedia" 

Estar acostumbrada a recibir juguetes. Y de repente esto. 

Lo tiré al suelo, y me fui llorando. Un acto estúpido, lo sé.

Mi Abuela intentó seguirme, tomándome de la camiseta, intentando retenerme. La empujé y me salí corriendo del miedo. Solo cayó se escuchó un grito, y sentí que realmente lo había hecho muy mal. 

2 Mundos En TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora