El principio del final

12 1 0
                                    

Yo nací en un país majestuoso llamado Canada, por Quebec en la gran metrópolis de Montreal por un lugar llamado Longueuil, yo era un simple gato el cual tenía su pequeña familia en uno de esos apartamentos de unos grandes edificios que formaban parte de esa gran ciudad, tenia a mis padres y a mis hermanos junto conmigo, claro sin excluir a nuestro dueño el cual era un gran geógrafo, el no era tan reconocido pero ganaba lo suficiente como para alimentarnos diariamente sin problemas, mi padre y madre eran mestizos, mi padre un gato atigrado y mi madre de color blanco como la nieve, yo era un simple gato el cual vivía perfectamente en mi hogar, cada día era hermoso, una nueva experiencia...claro, hasta que todo empezó.

Recuerdo ese día con mucho dolor, recuerdo estar con mis hermanos jugando un poco, mi padre estaba recostado en el escritorio de nuestro dueño y mi madre descansando en una silla por el comedor, mi dueño salió del baño apurado como si se le hubiera olvidado algo muy importante, tomó unas cuantas cosas y salió corriendo, no me extrañaba ya que él era así, olvidadizo, mientras me daba un pequeño baño en el sofá principal estaba viendo la televisión la cual nuestro dueño la había dejado encendida, gracias a nuestro dueño todos mis hermanos e incluso mis padres sabían cómo funcionaban los aparatos humanos, al menos la mayoría, sabíamos comprender los mapas en un 50% ya que aún nos faltaba un poco.

-¿Esto es un noticiero?- maullé mientras me sentaba con mis patas traseras
-Claro que si- maulló mi hermana la cual había subido al sillón junto conmigo
-¿Y que se supone que pasan por aquí?- dije mientras la miraba
Yo aún no sabía muy bien sobre los aparatos humanos en ese entonces, pero mi hermana ya los podía comprender en su totalidad, ella era la más inteligente de nuestra camada, había sacado el color atigrado de nuestro padre y los ojos azules de este.
-Pues no lo se-maulló mientras bajaba otra vez del sofá -recuerda que no entendemos el francés- terminó diciendo mientras se iba a la cocina
-Claro- maullé mientras continuaba limpiándome el pelaje blanco que tenía, era como la nieve y había sacado los ojos amarillos de mi madre.

Recuerdo que en ese noticiero, aunque no lo entendía, mencionaba de que los humanos debían quedarse en sus hogares y no salir, lo entendí por las imágenes que pusieron en pantalla.

Mis hermanos estaban por ahí hablando o simplemente descansando, era un día como cualquier otro, mi hermano subió al sofá para hablarme, le pregunté que decían en la televisión, por qué de entre todos nosotros el era el único que entendía el francés y otros idiomas

-¿Que estás viendo Atlas?-maulló mientras se sentaba a mi lado
-Zira dice que es un noticiero- le dije mientras me recostaba a un lado
- Pero....¿entiendes el francés?- me preguntó mientras veía la pantalla
-No, justo ahora te iba a preguntar si podrías traducir lo que dicen- le dije mientras tenía mis ojos fijamente en la televisión
-Por mi no hay problema- maulló mientras ponía atención a lo que estaba viendo -El humano está hablando sobre una "cuarentena" en la ciudad- me dijo sin quitar los ojos de la pantalla
-¿Y por que una cuarentena?- Maullé mientras quitaba la vista del televisor y lo veía a él
-No tengo idea, solo están hablando sobre la cuarentena- Me dijo mientras volteaba su mirada para verme

Eso fue lo primero que supe, aún no sabía que eso era el fin de mi hermosa vida.

Unas horas después de eso yo me dediqué a ver por la ventana de nuestro apartamento nuestra majestuosa ciudad, al hacerlo vi algo que me había dejado extrañado, al ver la calle de afuera vi como unos cuantos vehículos estaban mal estacionados y casi con todas sus puertas abiertas, no le di importancia por el momento mientras ponía atención a la ciudad allá a lo lejos, era una gran ciudad a la cual quería ir a visitar, nuestro dueño temía que nos fuéramos a perder, es por eso que no nos sacaba muy seguido, pero por eso teníamos el collar que él nos había dado, unos dijes distintos, yo tenía uno que era toda América del Norte y mis hermanos tenían los otros continentes, Astro tenía el de América del Sur, Arias tenía el de Asia, Zula tenía el de Oceanía, Zara el de África, Zira el de Europa y Zela la más pequeña de nuestra camada tenía el de Antártida, atrás teníamos nuestras direcciones y teléfonos pero aún así no nos sacaba a menudo.

La historia de un gatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora