Amenaza

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—¡Gah! ¿K-Kenny? ¿Tú otra vez? Ngh.

El rubio de la parka se encogió de hombros y miró en dirección a la puerta del café. Craig y su grupo aun no llegaban, por lo cual podía tener la atención de Tweek para él solo. ¿Qué si estaba ocultándose de Craig? Sí, obvio. No quería enfrentarse a la furia de Tucker y acabar con el rostro desfigurado y renaciendo otra vez. Y tal como lo decía Tweek, ya era la sexta vez en una semana que se pasaba por la cafetería Tweak a comprar café como una excusa para poder observar al chico que, literalmente, lo tenía preso en sueños.

—¿Qué puedo decir? ¡Este café es maravilloso!—dio un gran sorbo a su pedido, sorprendiendo no solo al tembloroso chico a su lado, sino que también a su padre que se encontraba detrás del mostrador, el cual obviamente sonrió orgulloso de su café lleno de anfetaminas. Tweek se le quedó mirando unos segundos, tironeando de su camisa mientras que con su mano libre sostenía una jarra de café llena y humeante.

—¿Eso c-crees? ¡Ngh!—El de la camisa verde oliva se veía indeciso, casi inseguro de las palabras de McCormick. Miró para todos lados en busca de la ushanka verde de Kyle, el gorro azul de Stan o algún indicio de Cartman y su gordura, pero al no encontrar nada, torció el gesto en una intriga exquisita para el pervertido.

—Claro, me encanta. Tenemos mucho en común.—aseguró. Al instante supo que no fue muy buena idea decir aquello, puesto que Tweek se pudo a temblar aun más, tartamudeando incoherencias y alguna cosa sobre el calentamiento global y unos misiles de Corea. —E-eh, quiero decir, hipotéticamente, tenemos mucho en común. — aquello no ayudó mucho, pero al menos hizo que Tweek dejara de parecer al punto nervioso del colapso. Kyle le había enseñado aquella palabra, y aunque no sabía qué diablos significaba, su pelirrojo amigo le había dicho que siempre que metiera la pata, la usara para intentar cubrir su error. Por lo visto la magia judía del discurso era real.

—¿Hi-hipotéticamente? No sé q-que significa eso.

—Bueno, en realidad yo tampoco sé que significa. Pero Kyle me dijo que era una palabra que podía librarme de problemas.—simplificó. El adicto al café pareció algo abrumado con tal declaración, quizás por su bruta manera de ser tan directo y sincero. Richard llamó la atención de su hijo rápidamente, quién solo soltó un sonoro "¡Gah!" antes de marcharse atolondradamente por donde vino. Kenny suspiró, posando su codo sobre la mesa y su mejilla en su palma. Observó descaradamente las caderas del chico alejarse de sus manos, y gruñó frustrado. ¿A qué estaba jugando? Nada bueno iba a salir de todo aquello. Y a pesar de que lo sabía y de sobra, su cuerpo actuaba solo cada vez que lo tenía cerca, estremeciéndose bajo su inocente mirada y deseando tener su piel pegada a la de él.

Ahora entendía porque Cartman solía repetir con mucho resentimiento pero con igual verdad que el enamorarse era peor que contraer sida. Usando condón y tomando muchas precauciones, la enfermedad se puede evitar. Pero él nunca pudo preveer que se vería envuelto en tan bochornosa y desconcertante situación como la que tenía entre manos. Ni con todos los condones del mundo podría librarse de la tibia sensación alojándose en su pecho al rememorar una y otra vez aquel sueño de la rueda de la fortuna. Lo peor es que todos sus intentos por captar la atención de Tweak fallaban estrepitosamente nada más al ponerse en práctica.

Había intentado mandarle indirectas, pero él ni siquiera parecía estar consciente de que le dirigía la palabra. Visitó la clase de artes con el pretexto de ayudar a Butters como modelo humano, solo para que Tweek lo tuviera en la mira por más de dos minutos, pero él prefirió copiar a la fea de la " Monayisa" o "Monapita", como fuese. Compró flores y chocolates, pero cuando intentaba dárselos al tembloroso joven, la amenazante aura de Tucker a sus espaldas penetrando su ser con su gélida mirada le hacían retraerse y desechar el plan. Las veces en las que se cruzaban en los pasillos solía dejar un tierno rose de manos entre ambos, cosa que al parecer al paranoico no le agradaba, puesto que gritaba asustado y declaraba que el gobierno había mandado a "alguien" a acosarlo sexualmente. El hecho es que irremediablemente se veía envuelto en un constante tira y afloje con sus propios pensamientos. Por un lado creía que lo que hacía era la mayor pendejada realizada entre muchas que había llevado a cabo con su team, y por el otro sus idiotas sentimientos lo empujaban a seguir con intentos bobos de ganar la atención de Tweek.

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