Regalo En Rojo

Una familia.

~...2 años después...~

Jason cerró con fuerza la puerta principal de su nueva casa a causa del fuerte viento que le impedía cerrarla de forma tranquila, la chimenea estaba encendida le daba calor al lugar donde vivían actualmente mientras observaba a su cachorro jugar con sus juguetes en el piso de su casa, afuera se avecinaba un fuerte ventisca de nieve como era común en épocas de invierno de aquel lugar.

Habían pasado 2 años desde que había tenido el encuentro con Bizarro en Sicilia, había tomado la decisión y ese mismo día preparo sus maletas un par de pasaportes y demás documentos y se fue de la hermosa Italia, cuando se restableció en su nuevo hogar había dejado la estúpida medicación antidepresiva, cosa de lo cual no se arrepentía de nada, se había dejado el collar antimarcas y los parches de olor para evitar tener encima a los alfas o recibir más críticas de las que ya tenía.

Hacia un año cuando llegó al lugar, se había aventurado y publicado 3 libros, dos de ellos eran libros de poesía y el último era por el cumpleaños de su cachorro, planeaba regalárselo en su cumpleaños número ocho. Era un libro sencillo que narraba la historia de una familia separada, Chris aun no le pregunta el por que de no tener un padre, pero estaba seguro que la curiosidad lo mata, él lo sabría con el tiempo, se encargaría de que supiera todo, él nunca podría mentirle a su cachorro lo amaba demasiado para hacer eso.

Recuerda cuando publicó su primer libro. Era un libro con unas 500 páginas de poemas que había escrito a lo largo de los años, la mayoría de ellos los había escrito cuando estaba totalmente depresivo o muy desesperado por algo de desahogó de sus problemas y aún más cuando aún enfrentaba el embarazo y críticas a su persona. Suspiro melancólico al recordar los momentos que tenía de Gotham, en su mayoría malos.

Veía a Chris jugar con su dinosaurio de juguete sin atención alguna de su alrededor, su niño ya tenía 7 años cumplidos, aun era muy pequeño para su edad, seguro pegará el estirón cuando cumpla las 15 o 16 años, y lo que más se había fijado fue que su parecido era demasiado a el.

Jason se acomodo en su sillón con una frazada de lana y algodón alrededor observando el fuego y madera crepitar de la chimenea. La voz de su cachorro lo sacó de su trance de meditación, para mirarlo con total atención a lo que le decía en esos momentos.

-Mamá, tocan la puerta- Chris jalo suavemente su camisa, con algo de nerviosismo. Jason suspiró levemente antes de revolverle el cabello al pequeño niño y salió de su cómoda posición entre su frazada para ver a quien tocaba a esas horas, y peor aún con ese clima.

Era extraño, casi nadie conocía esta ubicación, salvo algunas otras omegas que eran madres de los amigos de Chris los cuales a veces venían a jugar con él, o por el contrario algunas o una que otra vecina que aveces se ofrecían de niñeras para el pequeño cachorro o venían a dejar algún postre. Aún así le era extraño, el no había acordado ninguna tarde de juegos para su cachorro y ninguna vecina le había hablado con anterioridad para una visita.

Miro las manijas de la puerta con desconfianza y recelo hasta espero un tiempo creyendo que esa persona se iría pero no fue así, porque se escucho otros tres toquidos seguido más, la persona seguiría insistiendo por más que deseara el mayor. Entonces tomo una bocanada de aire y se preparó para cualquier cosa que viniese porque no dejaría que nadie lastimara a su pequeño, y con eso abrió la puerta. Su corazón se le detuvo durante un segundos hasta dejo de respirar como se debía en esos instantes...

Era Tim Drake...

¡Mierda!

El chico le sonrió alegre al notar su expresión de sorpresa como una forma de tranquilizar al otro omega, pero lastimosamente sus intentos vagos por ayudarle a controlarse fueron en vano, así que decidió tomar la palabra y decir: