LA PERRA

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Aka Minseok.

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Ambos cayeron rendidos sobre la cama y contemplaron el techo en silencio.

—Maldito loco —Jongdae murmuró al cabo de un rato. —Nunca me hubiera negado si te hubieras metido en mi cama mientras Baekhyun no estaba.

Minseok alzó las cejas.

—¿Es que no lo quieres?

—Digamos que eres una tentación muy difícil de ignorar. No sabes lo frustrante que ha sido vivir bajo el mismo techo todo este último mes —Jongdae confesó.

Minseok frunció su entrecejo y guardó silencio.


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Minseok dejó el sobre en la cama de su hermano mientras este tomaba una ducha. Todos habían terminado tan ebrios la noche anterior que nadie en el grupo de hombres que celebraban la despedida de soltero notó que él y el agasajado habían desaparecido poco antes de la media noche.

Seguramente Baekhyun estaba furioso porque Jongdae no hubiera llegado todavía, siendo las seis de la mañana. Minseok sonrió. Dejó la grabación de su noche junto a Jongdae, con suerte, Baekhyun lo entendería y no iría tras el traidor a suplicarle para que volviera y cumpliera su compromiso.

Salió de casa cargando una maleta ligera y subió a su auto en el que aguardaba Jongdae. Solo hubo una estación: el banco. Jongdae era un hombre adinerado y un maldito ladrón. Tenía en su cuenta todos sus ahorros —una buena cantidad que había heredado de matrimonios anteriores— y la herencia que Baekhyun había recibido el verano pasado luego de que el abuelo muriera.

Meses después de recibir su tajada, Baekhyun había aparecido del brazo de un atractivo desconocido anunciando su próximo matrimonio. Y para colmo, el último mes antes de la dichosa boda Baekhyun había llevado a su estúpido prometido a vivir a casa, complicando los sentimientos de Minseok, aunque no sus planes.

Tal vez Minseok lo hubiera dejado pasar si su nuevo cuñado no hubiera tenido mejores planes que los propios.

Hijo de puta.

Tenía suerte de tener una sonrisa tan hermosa.

O tal vez no tanto.


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Minseok se puso de pie, recogió su ropa y se vistió.

—¿Por qué tardaste tanto? Este idiota es insaciable —protestó mientras Chanyeol metía el cuerpo de Baekhyun a la habitación y lo ponía sobre la cama, al lado del que casi fue su esposo.

—Parecías bastante entretenido —Chanyeol murmuró alzando sus hombros para restarle importancia. Luego señaló a los hombres sin vida. —¿Hasta que la muerte los separe, eh?

Minseok no sonrió. Tomó un cigarrillo de su bolsa y lo encendió.

—¿Lo tienes? —preguntó.

—Todo en la cajuela —Chanyeol respondió. —¿Y tú?

Minseok señaló hacia una esquina en donde descansaban las maletas de Jongdae, repletas de verdes.

—¿Cómo pudo el abuelo heredarle dos millones a este idiota bueno para nada y no darme ni las gracias mí? —Minseok siseó lanzándole una mirada cargada de resentimiento a su hermano. —La gente solía decir que habías nacido con suerte... tal vez no tanta.

Chanyeol tiró de un brazo de Minseok y lo pegó a su cuerpo, le acarició los brazos, le quitó el cigarrillo de los labios y luego puso un tranquilizador beso en su boca.

—Ya no importa, bebé. Nadie va a molestarte ahora —aseguró y volvió a besarlo, con más lujuria esta vez, con la pasión necesaria para robarle el aliento y luego hacerlo sonreír.

Chanyeol subió las maletas de Jongdae a su auto y Minseok se rezagó un poco para despedirse de su cuñado con un beso en las comisuras de su preciosa sonrisa, aunque se manchara con su sangre.

Tal vez en otras circunstancias, Minseok realmente hubiera escapado con él, si no hubiera robado el dinero que por tanto tiempo él había planeado tomar de Baekhyun. Si no hubiera robado su idea de matar a Baekhyun. Si Jongdae había estado tan dispuesto a acabar con el adorable sol de la familia, ¿quién le garantizaba a Minseok que habría obtenido un mejor trato?

Minseok prefería ser la perra que el muerto.

No era una decisión tan difícil.

—Hijo de puta —murmuró mientras descargaba todo el líquido sobre ellos, sin dejar de pensar en la forma en que Jongdae lo había hecho sentir cuando lo había mirado a los ojos, cuando lo había acariciado, cuando lo había tomado con tanta locura.

Salió de la habitación y observó a Chanyeol que ya tenía el auto encendido. Al menos él era leal. O más le valía serlo, pensó mientras encendía otro cigarrillo. Dio una larga calada y luego lo lanzó a la habitación que no tardó en acalorarse con las llamas.


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Gracias por haber leído hasta aquí!


Perdón por matar a Jongdae, fue por su bien.

Ah~ ¿y quién podría no amar el Xiuharem?

Ah~  ¿y quién podría no amar el Xiuharem?

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BITCH [Chenmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora