Deseo...

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Este es el reglo navideño para Almodena Mersedes.

Por la actividad navideña del Grupo shhh... sasunaru narusasu

Perdóname la demora, pero como lo prometido es deuda te entrego mi regalo hecho con mucho amor y esperando que sea de tu agrado.

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Era la noche del 24 de diciembre; un hombre de unos 26 años, alto, rubio y guapo caminaba hacia un buzón a sabiendas que el aclamado Santa Claus no existía y que lo que estaba a punto de hacer no era más que un acto de desesperación antes de perder su última esperanza.

Miro con sus grandes y hermosos ojos azules la carta que él había escrito con sus propias manos, para llevarlo en su ultimo día, para ser entregada a al famoso viejito de enorme barriga y barba blanca.

Es lo más idiota que he hecho en esta vida Tebbayo. - decía con una mueca extraña formándose en su boca y sus ojos cerrados. Si lo pensaba fríamente era algo bastante estúpido, sabía perfectamente que no existía y que no era nada mas que un truco comercial para este tipo de fechas, pero su deseo de volver a ver al amor de su vida era más fuerte que cualquier pisca de sentido común.

Feliz Navidad Sasuke. – murmuro con un tono que mas que mostrar esperanza, dejaba ver un gran dolor y una gran tristeza.

Deposito el bendito sobre, se ajusto su chamarra y volvió a emprender camino a su solitario apartamento.

Había recibido invitaciones de sus compañeros de trabajo en la empresa Konoha y Cia., hasta sus abuelos Tsunade y Jiraiya lo habían invitado a pasar esta festividad en su casa a las afueras de la ciudad, pero el las rechazo dado que esta noche como todas las demás esperaría el regreso de su amigo, hermano y compañero de vida Uchiha Sasuke.

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Abrió la puerta del departamento y saludo al vacío que allí estaba, dejo las llaves tiradas en el primer lugar que encontró, tomo un baño y tomo siento frente al televisor con un tazón de su humeante y clásico ramen de cerdo, encendió el televisor para ver la clásica historia del niño que se queda solo en su casa mientras su familia viaja a otro país y lo olvidan hasta que llegan a su destino.

Pobre niño, de seguro sus padres aprenderán a la primera. - hablaba con el televisor mientras los fideos del ramen subían por su boca y las verduras volvían a caer al tazón salpicándolo de ese caldo que tanto le gustaba.

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Al terminar su rutina encendió las luces de su pequeño y humilde árbol de navidad, de color blanco y adornos azules y plateados.

Azules...

Ese color era su favorito desde el día en que se marchó. Hace mas de 3 años que se fue a completar sus estudios al extranjero, para poder tomar posesión de las empresas familiares luego de la muerte de su hermano Itachi.

Se sentó frente a el y lo admiro durante varias horas ,hasta caer rendido en la alfombra y entregarse a los sueños que cada noche le devolvían a su amado, le recordaban su toque, sus noches, sus días y sus caricias.

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Mientras tanto, un hombre rebuscaba en ese buzón una carta que un hombre rubio había dejado hace un par de horas allí, le costo darse el animo de ir a buscarla ya que no sabía como hacer las cosas para que pudiera volver al lugar del que nunca debió irse.

Era el único sobre completamente blanco, todos los demás estaban con algún tipo de dibujo o calcomanía infantil o el típico: 'para: XXx de:Xxx'... dadas estas circunstancias no fue muy difícil dar con dicha carta.

La tomo en sus grandes y blancas manos, se sentó en una banca cercana al buzón y comenzó a leer la carta.

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Estimado Santa:

Se que no existes, se que no leerás nunca esta carta, pero aun así me dirijo a ti para pedirte que me cumplas un único deseo.

Trae a mi Sasuke devuelta Tebbayo.

Lo extraño, lo necesito, no puedo estar sin él, mi vida no es igual, la habitación esta vacía al igual que mi corazón, mi piel a perdido toda sensación y mis ojos cada ves ven las cosas con menos color, mis marcas en las mejillas extrañan sus dedos, mis labios piden a gritos los suyos, mis oídos están cada vez más deteriorados ya que mi mente les ordena solo escuchar su voz y la de nadie más. La cama es demasiado grande para mí solo, solo duermo en el sofá desde hace un año, la casa siempre huele a su perfume, a su esencia, mis manos no producen lo que sus manos en mí ,cada día mí corazón se apaga lenta y dolorosamente ante su ausencia.

No he sido un niño malo desde que nací...

Porfavor concédeme este deseo.

Atte.

Naruto Uzumaki.

PD: ya que cuando tenia 12 nunca me trajiste mi bicicleta, maldito gordo moralista.

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De sus ojos negros amenazaban con salir unas gotas de agua salada, pero como todo un Uchiha no se lo permitió, era un hombre fuerte y como tal debía mostrarse siempre.

Guardo la carta en el bolsillo de su chaqueta de cuero negra, se acerco a su motocicleta, se puso el casco, acomodo el cinturón que mantenía sus ajustados jeans oscuros en su lugar y emprendió camino al departamento que nunca debió haber abandonado.

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Tenia una sensación rara en su rostro que no lo dejaba dormir plácidamente, sabia que se encontraba en la alfombra frente al árbol, pero a cada segundo sentía presión en distintas zonas de su cara, la mejilla, en reiteradas ocasiones, la frente, la nariz la zona baja de la cara y sus labios.

Intento apartar lo que fuera que estuviera presionando de esa manera su cara, sintió como tomaban su mano y la colocaban sobre una piel fría y sedosa.

.... – sus ojos se abrieron y las lagrimas comenzaron a salir de su rostro.

Se levanto con una rapidez tal que casi bota a la persona que estaba de rodillas frente a él, mirándolo con una leve sonrisa y un nudo en su garganta.

El rubio aun en shock, no daba crédito a lo que sus ojos veían en ese preciso instante.

Allí estaba su amor, su teme, su todo...

Feliz Navidad usuratonkachi, el maldito viejo moralista cumplió tu deseo...

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Fin :D

Carta a Santa Claus...Where stories live. Discover now