Prólogo.

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—Sonríe~.

La fotografía no demoraría demasiado en salir de aquella nueva cámara que habían comprado los primeros días de estar viviendo juntos, pero las ansias ahogadas duraron hasta que por fin logró asomarse un poco de la fotografía, siendo tomada rápidamente por Chanyeol cuando ya estuvo lista. Ambos la examinaron por un segundo y luego Baekhee ahogó un gritó cuando notó que su rostro había salido un poco diferente a lo usual.

—Has salido muy rara. —comentó el chico que notó lo mismo, riendo bajito y alejando la fotografía para que las delicadas manos de su mejor amiga no la tomaran.

—Hagamos otra, esa no cuenta. No puedo salir mal. Tomemos otra. —reclamaba la chica mientras trataba de tomar la fotografía, pero su menor estatura se lo ponía algo difícil.

—Aunque salgas rara, me gusta, y se queda. Sabes que la primera de año nuevo se queda. Sin excepciones.

Luego de una escena en la que Baekhee fingió estar enojada con el chico, o quizás con su altura, ambos se encaminaron a la alcoba con tazas de chocolate caliente (chocolate que compraron excesivamente en navidad) en las manos.

—Por un nuevo inicio lleno de oportunidades. —Chanyeol levantó su taza, ganándose una risilla de Baekhee, y que levantara también su taza.

—Por un nuevo año que volverá a ser genial.

Ambos chocaron sus tazas sonriendo, y luego sorbiendo el caliente contenido alegremente, riendo mientras observaban a la calle cobrar múltiples colores debido a año nuevo.

Chanyeol y Baekhee comenzaron a vivir juntos desde hace un año y su amistad comenzó a los ocho años, cuando la familia de Baekhee se mudó al vecindario y Chanyeol acompañó a su madre a dejar la tarta de manzana para los nuevos vecinos, mientras él llevaba el papel higiénico. Esa misma tarde terminaron llenos de tierra y algunas hojas y ramitas por todo el cuerpo después de jugar en los jardines (ya que sus hogares quedaban uno al lado del otro, pasaban de un jardín a otro sin mayores problemas, ni reclamos de sus padres, los cuales disfrutaban escuchando las inocentes risas infantiles).

Cada día era disfrutar de la libertad de poder jugar sin preocupaciones, aún a juegos que una damita como Baekhee no debería, porque a eso no juegan las niñas, Baek. Comentario que entraba y salía por los oídos de la pequeña, quién disfrutaba jugar cualquier cosa, mientras fuera con su nuevo mejor amigo, como ambos se denominaron luego de tres días.

Baek no solía ocupar pantalones o algo parecido, pero esas prendas fueron en aumento con el pasar de los años, ya que una falda no le daba la misma movilidad a la hora de jugar. Su hermana mayor la molestaba con comentarios sobre estarse volviendo una marimacho, pero como otros comentarios, no los tomó en cuenta. Así el vestirse cómo un chico fue común para ella, no importaba lo que los demás le dijeran, porque ella sabía que tan solo era ropa.

Debido a esto, Chanyeol siempre se reía exageradamente cuando su mejor amiga imitaba actitudes demasiado femeninas, como usar alguna falda o comportarse delicadamente, porque simplemente era muy raro.

Fue en el matrimonio del hermano mayor de la chica, que esta misma tuvo que usar por primera vez en su corta vida, un vestido blanco demasiado elegante, tacones, maquillaje, y cuanto adorno pudieron ponerle encima, porque era la hermana menor, tenía que tirar los pétalos y ser prácticamente una princesa.

Esa vez, aunque Chanyeol se rió mucho de ella, y disfrutó de una Baekhee toda roja y furiosa. Sintió el primer «bum-bum» en su pecho al verla caminar con un sonrojo en sus mejillas y una sonrisa tímida, tirando pétalos blancos a sus lados.

No dejes de amarme. {ChanBaek}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora