Las clases habían terminado y yo me dirigía a mi hogar, si es que así se puede llamar.
Para mi suerte era miércoles, lo que significaba poder tomar el bus. Con mi madre habíamos acordado los días en que si podía tomar el bus y aquellos en los que debía de volver a casa caminando. Y no, no era un capricho, ni una rutina de ejercicio o que me gustara caminar; debíamos de reducir gastos lo suficiente para poder pagar el alquiler, los servicios de luz, gas y agua, sin contar que también uno debe de comer.
Los días pactados eran los lunes y miércoles, hasta tal vez viernes, eso sí es que nos encontrábamos relativamente bien económicamente (lo cual no pasaba a menudo).
La parada de mi línea de bus se encontraba a una cuadra del instituto, y me dejaba a 5 de mi casa, las cuales debía de caminar.
Fran y Matt, además de ser vecinos, volvían a sus casas a pie puesto que estas no se encontraban a más de 3 cuadras. En cambio yo debía de caminar 20 manzanas; allí el por qué mi preferencia en volver en autobús.–Un boleto hasta hawk street, por favor.– dije una vez dentro del bus. El conductor me cobró lo correspondiente al tramo a viajar, seguido de la búsqueda de un lugar donde poder sentarme.
Trataría de aprovechar estos escasos minutos de viaje hasta mi hogar para invertirlos en despejar mi mente de absolutamente todo lo ocurrido en mi jornada escolar, aunque una pequeña parte de mi sabía que mi día aún no llegaba a su fin.
–¡Ya llegué!– comuniqué en voz alta y cerré la puerta tras mi.Nadie contestó.
No espere una respuesta y decidí subir las pequeñas escaleras hacia mi cuarto. Una vez allí me deshice de mi mochila (más bien, la tiré) y mi ropa para colocarme algo más de entre-casa; deposité mi abrigo en una percha y lo colgué en mi pequeño armario, para luego dignarme de recoger mi morral y buscarle un pequeño lugar en mi pequeño escritorio. Básicamente todo en esta casa es pequeño, la casa misma es pequeña; mi madre prefiere llamarlo "acogedor".
Una vez "ordenada" mi habitación me dirigí hacia la cocina que quedaba en la primera planta. Fue en la entrada de esta misma cuando me di cuenta de que no estaba sola.
–¿Ma?
Ella dio un brinco. Creo que la asusté.
Se volteó lentamente a mirarme.
–Elaia, ¿cuantas veces te tengo que decir que no seas tan sigilosa con tus pasos? ¡un día de estos me darás un infarto!– expresó con una mano en su pecho.
–Lo siento, no fue mi intención.
–Ya. Te he dejado algo de espaguetis, se encuentra en la mesa, creo que siguen calientes.
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Fanfiction"Las personas que escriben lo hacen por 2 razones: están completa y profundamente enamorados; o están sumamente rotos".