Fue en aquella tarde cuando lo vi, aquel pequeño y frágil chico con una edad alrededor de los 15 años, se encontraba sentado sobre una de las bancas del parque en una ciudad llamada Moscú conocida como la capital de Rusia. Pese a lucir tan demacrado por el maltrato de la calle, sus rasgos delicados y un poco afeminados me cautivaron, algo dentro de mí, me llevaba a pensar que aquel chico no pertenecía a esa vida y si me lo preguntan, como había observado cada detalle de él, la respuesta era simple, todas las tardes al mismo horario, el joven se sentaba en el mismo lugar, como si intentara contemplar más allá de lo que podía ver.
Lo supe al instante que empecé a seguirle aquella extraña rutina... Y no, yo no era un acosador, mucho menos un abusador, o un santo, yo no era nada, solo alguien que había sido cautivado con su belleza y que cobarde mente le observaba de lejos o simplemente se llenaba de un poco de valor sentándose a una banca próxima a la de este, para repararlo mejor, no sabía su nombre, pero a medida que le seguía lo conocía por medio de su rutina, sus movimientos eran exactamente iguales, cada paso, cada acción se repetía como si fuese un vídeo proyectándose una y otra vez, su mirada era inexpresiva y voraz, podía comerse a cualquiera que llegara dudoso y sin saber qué hacer.
¿Su rutina? Era simple, cada mañana despertaba bajo el techo de una fábrica abandonada, esta misma parecía ser de zapatos, el lugar en el cual dormía era antihigiénico, las ventanas en su mayoría estaban rotas, el suelo en partes estaba húmedo o muy sucio, los roedores hacían acto de presencia, las cosas alrededor del chico eran cubiertas por el polvo, en definitiva no era el escenario para él, sin embargo este chico se encargaba de mantener todo en orden, las pocas cosas que había conseguido a saber de qué lugares, les encontraba el sitio perfecto para hacer ver aquel espacio, como el lugar más hogareño de toda Rusia, siempre me pregunte que hacía para comer, así como me preguntaba ¿de qué forma había dejado todo atrás, solo para observarle cada día que pasaba? esperando una acción o un quehacer nuevo, pero solo una duda fue resuelta.
Aquel chico trabajaba arduamente en lo que podía y entendía, parecía ser alguien muy listo, con mucha capacidad en su inocente cabeza, otra razón más para creer que la calle debía portarse a la altura con el... Sus distintos trabajos consistían en recoger basura de personas que no se atrevían hacer el trabajo por si mismos, embolar zapatos de extraños sin mirarles al rostro nunca, solo recibiendo su recompensa por la labor e increíblemente encargarse de los distintos jardines del parque por su cuenta, en ocasiones personas que habitaban con frecuencia el lugar le abonaban algo, quizás por verle en tal estado, otros intentaban agradecerle de forma afectiva y física, por medio de un abrazo, acariciándole la cabeza con una típica frase de "Buen trabajo" sin embargo aquella última opción, casi nunca resultaba de forma positiva, pues la mayoría de las veces que el joven tenía la atención de los demás centrada en el y se atrevían incluso a tocarle, este se revelaba, ya fuese corriendo, gritando o comenzando a llorar.
Confieso que en una ocasión casi no logro contenerme y por poco me acercaba a el, para consolarle, pero la pregunta del ¿Cómo lo haría? Me invadía una y otra vez, es decir ver a un hombre extraño acercarse a ti sin razón alguna, le daría terror a cualquiera. Pero eso quería exactamente, yo... Yuuri Katsuki, el tipo aquel de 26 años.
Quería acercarme a el, a su vida, su historia, su in expresión, adentrarme a su rutina, conocerle, cuidarle, pero sabía que era diferente, sabía que aquel chico era especial, pues no me recordaba a nadie que hubiese conocido.
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Un amor a primera vista [ONESHOT VIKTUURI]
Romance¿Y si nunca pude tocarte? ¿Y si solo pude verte? Eso era lo que pensaba aquel nipones, al ser embelesado por el brillo particular del chico ruso. [Todos los derechos del fanart utilizado, pertenecen a su autor original, aceptó que no fue de mi proc...