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—Podrías simplemente ir y decir hola—Sugiero.

—Ya te dije que no haré eso, Naunet—Repela la castaña.

—¿Pero por qué?—.

—Ayer te lo expliqué. Alec es nuevo, es de otro país. Es muy guapo y muy amable y-y Dios, Alec es simplemente perfecto—doy una mirada a la mesa de los nuevos y hablo sin quitar la mirada.

—Pero eso no importa, no es de otro mundo, Danielle. Además tienes muchas cosas con las que podrías conquistarlo—Murmuro.

—además no sabemos si tiene novia—Recuerda.

—¿Quieres saberlo?—Cuestiono, mirando a mi mejor amiga.

—No lo sé. De todas formas tampoco es como que vaya a intentar algo—basta con escucharla para saber que ya comenzó a desanimarse.

—Pero si nunca te había visto así de insistente con ningún otro chico—Sonrío débilmente.

—Pero es complicado. Me gusta mucho, pero no sé. La perra esa anda atrás de él y- y ella es muchísimo más atractiva que yo y...—Niego, riendo.

—Dime que es una broma, Danielle. Esa chica es solamente falsedad. La más hipócrita de todas—Escupo con cierto rencor.

—Pero da igual, ella es mejor—Pongo los ojos en blanco, mirando luego a otra dirección.

—Pero él no se puede enamorar de alguien así. Alec es- inteligente—Muevo ligeramente la cabeza, en un movimiento afirmativo.

—Por eso mismo podría elegirla. Estar con Ámber es- es tener muchas ventajas—Mira hacia Alec, que ahora sonreía directamente a cierta chica que yo odiaba, mientras mantenían una conversación.

—¿Estás diciendo que Alec Cunningham es un interesado?—Interrogo con diversión.

—¡No, no es eso!—Niega con rapidez.

—solamente responde una cosa—Miro a Danielle.

—lo que quieras—sus cejas se fruncen ante mi repentina seriedad.

—¿Del uno al cien qué tanto te gusta Alec Cunningham?—Mi mano de pose en forma de puño en mi barbilla.

—Ciento uno—Responde sin pensarlo.

—Entonces sólo déjamelo a mí—Me levanto de mi lugar y comienzo a caminar fuera de la cafetería.

—¡Naunet!, ¡Naunet!, ¿qué estás tramando?—Sólo giro y le guiño un ojo.

Salgo y camino por los pasillos desholados.

Posiblemente todos fuera. Pero alguien estaba dentro.

Camino y me detengo cuando encuentro el lugar que deseo.

Leo el letrero de la puerta.

Club de danza”

Alguna canción sonando relativamente fuerte. Si no me equivoco algo de Chris Brown. Doy un suspiro y abro la puerta sin pensarlo mucho.

Me quedo sosteniendo ésta al ver la escena frente mis ojos. Kim YuGyeom bailaba como un profesional. Sus ojos cerrados, concentrado cien porciento en la música y su cuerpo moviéndose sin ningún titubeo. Con mucha facilidad, haciendo un movimiento de pelvis. En ese momento pedí perdón al cielo. Porque la imagen de Kim YuGyeom, con los ojos cerrados, las cejas fruncidas –e igual sus labios–, moviendo las caderas de esa forma... fue algo que automáticamente mi mente sexualizó sin dudarlo.

La música termina y su pecho sube y baja, dando a entender su respiración en irregularidad. Sus ojos aún cerrados y la cabeza ligeramente hacia atrás.

Me introduzco totalmente con sumo cuidado y la puerta no emite ruido alguno, pero no me contengo y aplaudo estruendosamente. El chico da un salto hacia atrás y me mira con los ojos bien abiertos.

—O-oh, no sabía que alguien ocuparía el lugar—Su mirada sin despegarse de mí.

—Oh, no. Yo no estoy en éste club—Niego con una sonrisa.

—¿no?—Murmura luciendo confundido.

—No—Repito.

—¿E-entonces?, ¿buscabas a alguien?—Pregunta.

—Sí. En realidad si—Doy pocos pasos hacia él, aún estábamos a una distancia larga.

—¿Y a quién?—Cuestiona.

—A ti—Respondo. Cruzo mis brazos sobre mi pecho y mantengo la mirada en la suya. 

De cupidos a flechados [Kim YuGyeom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora