—Señorita Manoban, déjeme presentarle a su nuevo secretario personal— Dijo una joven adentradose a la oficina de esta.
—¡Claro, ya lo estaba esperando! Gracias Chae, ya puedes retirarte— Guiño un ojo sin dejar de lado su actitud totalmente seria por mas de un segundo. La otra mujer hermosa y esbelta se fue de allí, dejando bajo el marco de la puerta a un joven con una presencia bastante fuerte, parado firme, ridículamente apuesto.
Este llevaba una camisa blanca con una corbata negra colgando suavemente de su cuello, para terminar un saco blanco y unos pantalones negros ni muy ajustados ni muy sueltos. Mas que el nuevo secretario se veía como un modelo. Inevitablemente se llevaba consigo las miradas de varias empleadas del lugar.
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La jefa sonrió rápidamente de lado.
— Pase por favor señor...— Revisó un par de papeles encima de su mesa— Kim, señor Kim.—
— Claro, con permiso— Sus pasos eran decididos y firmes . No parecía tenerle mido como todos en esa maldita empresa
-Interesante, veremos cuanto dura así...- Pensó la tailandesa
—En su curriculum dice, que este es su primer trabajo, Kim ¿Estoy en lo cierto?— Lo miró divertida apoyando un codo en la mesa y su cara sobre su mano derecha. Siempre firme, pero tranquila, era obvio que era la jefa en esa empresa.
—Así es, exceptuando los pequeños trabajos de medio tiempo. Este es el primero luego de finalizar mis estudios señorita... —
—Manoban, Manoban Lalisa . Menudo trabajo viene usted a elegir como el primero— Rió levemente.
—Kim Tae Hyung— Extendió su mano y luego de unos segundos, esta la estrechó, sintiendo su calor corporal. Mientras veía la mirada intensa pero calmada del hombre. —No se preocupe por ello, estoy capacitado para esto y mas.— Sonrió de una manera un tanto siniestra, que lo hacia ver encantador.
—Que así sea Kim— Suspiró acomodándose en su asiento otra vez. — Déjeme explicarle como funcionan las cosas aquí.— Abrió una carpeta con varias anotaciones y esquemas — Lo primero que tienes que saber es que yo soy la jefa, por lo tanto la que dirige y decide todo, soy la autoridad máxima de esta empresa—
Tae pudo notar que aquella mujer tenia tanto poder como lo aparentaba. Se ocupaba de demasiadas cosas, cosas que no eran necesarias en su puesto. Pero las hacia para que salieran a su modo. Osea perfectas, sin ningún error. Era extremadamente detallista, un tanto exigente y sin dudas sabia que era quien mandaba. Nada que el no pudiera manejar.
