❝BAKUTODO WEEK | 2018❞

02.

▶Día: 2 | Confianza.

▶Summary: «Porque ella necesitaba desahogarse y él estaba dispuesto a escucharla.»

—Ese...viejo...yo nunca tuve una buena relación con él...

Katsuki hacía lo que ni en los sueños más locos, uno podría imaginarse.

Estaba escuchando a alguien.

Porque conociendo el carácter de perro que siempre traía era imposible imaginarlo.

Pero, para hasta situaciones como esas había excepciones, y esa era Shotō.

—Al momento de mi nacimiento ese viejo se obsesionó con la idea de que yo fuera su 'sucesora' por así decirlo— de vez en cuando la bicolor tomaba un poco de aire para intentar disipar el nudo en su garganta —Él quiere que yo sea el héroe número uno.

Bakugō se enteró de todo lo que -la persona de la cual estaba profundamente enamorado- había pasado en su infancia.

Le cuesta admitirlo, pero gran parte de eso se lo debe al bastardo de Deku.

—Tranquila, respira y continúa— le decía mientras acariciaba sus cabellos con delicadeza.

Y es que verla en ese estado tan débil le dolía demasiado.

—L-Lo siento... De pequeña yo nunca pude jugar con mis hermanos o con otros niños, y-yo los veía jugar, los veía con sus padres siendo felices y m-me dolía tanto...

La habitación de Todoroki, lugar en donde ambos se encontraban era testigo de cómo poco a poco, la imágen seria que la dueña de esta mostraba siempre se desmoronaba, pedazo a pedazo.

Katsuki sabía perfectamente que esa era una máscara.
Máscara que cubría a alguien que había sufrido gran parte de su vida.

Le parecía tan injusto, tan aberrante lo que ese llamado "héroe número dos" fue capaz de hacerle a alguien tan inocente como lo era la heterocromática, quien ahora le miraba con una expresión triste, pero lista para continuar su relato.

—Yo no podía activar mi Quirk, y eso lo hacía enojar mucho— su expresión cambió un momento, reflejaba odio puro —Entrenar con él era un maldito infierno...

El ojirubi notaba como el cuerpo de la chica temblaba.
Sabía que parte de la historia seguía.

—Golpeaba mucho a mi madre...— apretaba los puños intentando calmarse —¡¡Maldita sea!! ¡¡Él le hacía mucho daño y yo no podía hacer nada!! ¡¡Por culpa de ese maldito mi madre ahora está encerrada en ese hospital!! ¡¡Por su maldita culpa yo tengo esa cicatriz que me recuerda lo inútil que soy!!

Entonces el joven explosivo vió como el último trozo de aquella máscara que se había perdurado durante tanto tiempo caía y la joven rompía en llanto.

—T-Tengo tanto o-odio... L-Lo odio tanto...N-No me importaba que me g-golpeara o que me h-hiciera entrenar...me d-dolía ver qué m-mi madre s-sufría— intentaba limpiarse las lágrimas soltando uno que otro quejido.

Pero era en vano.
Ella no podía parar de llorar.

Katsuki la envolvió en un abrazo ocultando su rostro en su hombro y acariciendole impartiendo consuelo.

Ocultando así las lágrimas que él también empezaba a derramar.

—G-Gracias...— hablaba aferrándose con más fuerza a él —Necesitaba soltar todo esto... Gracias Katsuki— su respiración se calmaba poco a poco.

Pero no tenía porque agradecerle.

Al contrario, Bakugō era quien, internamente, agradecía una y otra vez el que por fin se hubiera desahogado, que le tuviera la suficiente confianza y le contara todo.

Ahora él podría ayudarla a olvidar su pasado.

Ayudarla a ser feliz.

Esta es la conversación de la que se habla en la última historia que publiqué en mi otro libro BakuTodo 💕