Parte 1: Despertar

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Esta es la historia de seres tras utópicas alas , quienes traerían caos y sufrimiento allá donde la ignorancia prime.

Esta, la historia del ave tornasol que solo busca.

Esta, la historia del corrompido ser sin nombre.

Esta, es historia.

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Claros y despejados valles boreales circundaban aquel muelle mercantil, simples truanes ocupaban sus puestos, y un reconfortante sonido del oleaje contra las escarpada costa atraía mi atención aquella mañana.

De entre bostezos y estiramientos me levanté, a la espera de poder partir. La espera se habría vuelto larga para entonces, pero un sueño, por mas que lo postergue la tormenta, sigue siendo una motivación.

Recojí todo el equipo y preparé cada bolso, pesando en salir nada mas el reloj marcase las nueve.

La posada en la que me hospedaba se ubicaba cerca del centro del poblado, lo que convertía su bar adjunto en un punto de encuentro ideal para viajeros. Una vez dentro, me dirigí hacia la barra principal y pedi lo de siempre.

Ya en la mesa, y con café en mano, sólo restaba esperar a Soth el herrero, quien traería el par piezas restantes para tener a punto los revolveres gemelos con los que cubriría mi espalda los siguientes tramos.

-Hey, te estabas tardando- Dije nada mas dislumbraba su figura acercandose por la entrada.

—Aqui los tienes- Mientras los desenfunda frente a mí

Se trataban de unas modificaciones presisas al riel de las palancas eyectoras, nada sofisticado, por lo que no me explayé acerca del uso que las requería. Después de todo, pocos entenderían realmente su sentido...

De inmediato me ocupe de montar apropiadamente las recien lubricadas piezas, de mientras avanzó la conversación.

...

—Bien, eso es todo. Si vuelves por aquí, pasa por mi tienda. Buen viaje!.- Se puso de pie y regresó naturalmente hacia su oficio.

Una vez acabé y dejé todo a punto, pague la cuenta, recogí lo que traía y me dirigí hacia la salida.

Una vez afuera me percaté del espléndido clima, que me permitia ver ese memorable paisaje repleto de colinas mas alla de la desembocadura del río que se habría paso por el mar que daba sentido a esta ciudad.

Inpiré profundo, como si ya hubiese llegado a mi destino, aún sin partir. Con calma me dirigí a los establos vecinos. Allí saludé con una seña y prepraré la montura sobre mi compañera. Su especie era poco común de ver por estos lares, por lo que no pasó desapercivida. Con su aspecto feroz nadie adivinaría lo tranquilo en su carácter. Eramos un equipo singular, sin dudas.

Ya listos, miré hacia delante. Abandonamos indiferentes la ciudad, en silencio. Atravezando de una vez el comunmente transitado camino céntrico de ésta.

Poco a poco perdí de vista la silueta de aquella miserable ciudad, sin interés alguno en regresar,

Hacia el mediodía las cosas parecían no poder ir mas tranquilas, el cielo plenamente despejado, la cálida brisa acompañaba nuesros pasos, y nuestras energías estaban lejos de flaquear. Sin dudas algo ocurriria más pronto que tarde.

Pocos minutos mas tarde divisamos una caravana de mercaderes de cuestinable legitimidad estanciados a la sombra de un robusto, imponente y mullido sequoia. Con el fin de ponerme al tanto de las últimas del camino nos dirigimos hacia ellos.

Sin formalidad alguna me presenté y conté alguna artimaña para asegurarme un buen recivimiento.

—Los caminos estan en exelente estado, la racha de buen clima favorece a todo el mundo, por lo que está más que transitados últimamnete—Decía quien parecía ser de los mas experimentados del grupo.—No deberías descuidarte, pues no faltan bandoleros al asecho.

El almuerzo tubo lugar y sin mas que hacer allí, en vista de que debíamos llegar a Tristan antes del anochecer recogi mi pesado abrigo rojo. Confeccionado de robustas trenzas de koblar, un material ignifugo procedente de la alquimia , que junto a espuelas y malla de acero del Norte brindaban una protección magnífica sin sacrificar movilidad, impresindible para mi estilo agresivo.

Luego de despedirnos, ya fuera de la tienda principal aparece un sujeto fornido, de complexión marcada y con una expreción que exumaba una seriedad y preocupación incuestionable

—Hay problemas— Dice nada mas aparecer de entre sombras a quien parecía el jefe.

El poco llamativo sujeto se acerca a su oído y parece susurar un inquietante mensaje.

Ante la incomoda situacion, tomé la iniciativa de seguir mi camino. Justo luego de voltearme oí una advertencia por parte de una voz desconocida hasta entonces.

—Viajero, Manten los ojos abiertos ahi fuera.

Asentí ante las palabras de ese hasta entonces recónditocentinela y en silencio nos alejamos.




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⏰ Last updated: Jan 13, 2018 ⏰

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[Demo] El portador de la semilla ambivalenteWhere stories live. Discover now