Eres Mio

   Ha pasado tiempo desde que se encuentra atrapado y solo en la oscuridad, alejado de todo rayo de luz o esperanza, supone la causa y la razón de su encierro pero aun con su poca fuerza no puede liberarse. Aunque realmente no es que lo intente, se siente curioso de saber que es lo que le espera, de averiguar como terminara su estadía en ese frio lugar, y solo puede esperar sentado sobre piedra, sintiendo el frio de la noche sin poder ver ni cielo ni estrellas, a que su captor tome una decisión y con eso él también decidirá si entra en acción.

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   Días antes de que su espera comience Damian se encuentra en la biblioteca de la mansión, estudiando un poco para sus primeros exámenes desde que Bruce lo inscribiera en una escuela de la ciudad. A su parecer no es que realmente lo necesitara, ya que él es un genio, pero en ese momento solo quería repasar un poco de la historia de Gotham antes que arriesgarse a olvidar algo y que sus notas no fueran perfectas.

   —Joven Damian debería prepararse para dormir.
   —No es necesario Pennyworth — dijo acomodando los libros y cerrando sus libretas — esta noche saldré a patrullar.
   —Me temo que el amo Bruce insiste en que en días de pruebas los chicos no salgan.

   Haciendo caso omiso a las palabras del mayos se dirigió directo a la cueva, estando dentro mientras bajaba por las escaleras alcanzo a escuchar como su padre hablaba con Nigthwing sobre los recientes movimientos de Deathstroke, llamando de esa forma su atención. Al estar en el rango de visión de Batman, noto como este fruncía el ceño al verlo, no importándole eso siguió su camino en dirección a donde posaba su traje.

   —Continuaremos con esto luego — con esas palabras corto la comunicación para dirigirse al menor — deberías prepararte para dormir.
   —No puedes realmente decir que vaya a la cama cuando tu buscaras a Slade, iré contigo.
   —No iré a por él, así que es una orden Damian — antes de que pudiera protestar, continuo dejándolo con las palabras en la boca — y no de Batman a Robin, es de padre a hijo, ve a tu cuarto.

   Dejando su traje en su lugar y soltando un chasquido de sus labios fulmino a su padre con la mirada, estaba listo para protestar y de ser necesario pelear con el mayor pero había prometido que trataría de ser un buen hijo y compañero, de esa forma aún molesto regreso a la salida.

   —Si sabes algo de Slade dímelo.

   Salió del lugar y se encamino a su cuarto, en un pasillo se encontró con Alfred que le entrego una taza de té, avisando que pasaría más tarde por ella, el mayordomo se dirigió a la cueva a dejar una taza de café a su padre. Ya en el cuarto se cambio por una pijama cómoda para cubrirse mejor del frio, tomo la bebida caliente dejando la taza sobre un mueble junto a su cama, se acostó y tapo esperando dormir pero no pudo al instante.

   —¿Qué estará tramando Slade?

   Se pregunto a si mismo sin dejar de mirar el techo, se mentiría si no aceptara que tenía una leve pizca de preocupación por el mayor. Ciertamente él trato de matarlo y a sus padres, logro asesinar a su abuelo y casi destruir la Liga pero no podía olvidar los momentos que paso con Wilson en el pasado, que aunque no todos eran llenos de felicidad le eran gratos y hasta cierto punto lo llenaba de melancolía. Dejando esos pensamientos de lado cerro los ojos esperando de esa forma conciliar el sueño.

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   Los siguientes tres días fue todo rutinario, despertaba temprano y se preparaba para salir a clases, tomando el desayuno con su padre mientras hablaban del patrullaje nocturno o algo referente a la empresa, Alfred lo pasaba a dejar a la escuela antes de llevar a su padre a la oficina y ya dentro hacia sus exámenes estando seguro de que sacaría las mejores notas, por la tarde entrenaba y por la noche trataba de dormir temprano.