Olfato

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-Ah, está frío... -comentó Kou al salir a la calle, luego de un largo día de trabajo.

Para su suerte, el débil sol de invierno aún iluminaba las calles de Tokio, así que podía caminar por las calles más soleadas hasta la agencia de Ume. Habían prometido encontrarse a tomar un café, es por eso que no había ido en su auto al trabajo.

Caminó lo más que pudo por donde había sol. En realidad, no sentía tanto frío, pero el aire helado del norte que chocaba contra su cuello desnudo lo hacía toser. ¿Cómo era que no había llevado bufanda? Descuidos de enamorado, probablemente.

Dobló la esquina y pudo ver a Ume esperando en la puerta.

-Perdón, ¿hace mucho que saliste?
-Ah, Kou. Te estaba por mandar un LINE--

La tos interrumpió el diálogo.

-¿Estás bien? Tenés el cuello desabrigado.
-Sí, estoy bien, con un café me repongo.
-Mmm...

Y partieron hacia su cafetería favorita.

La charla era incansable, tantos temas por los que hablar. Desde el trabajo hasta temas personales. Pero la noche les dijo basta.

Abandonaron el lugar, muy satisfechos, y en la esquina partieron rumbos.

-Tomá, después me la devolvés. No quiero que te enfermés, hace rato que te escucho toser. ¿Y tu bufanda?

Entre reproches y palabras de preocupación, Ume le dio su bufanda a Kou para que cubriera su cuello desnudo.

-Pero, ¿y vos?
-No seas tonto, vivo cerca, lo sabés. Vos tenés que volver a tu casa todavía.
-Mmm...
-Dale, andá tranquilo. -dijo y acarició su cabello. Acomodó algunos detalles de la prenda prestada y lo despidió con un suave beso.

-Esperáme el domingo. -dijo Kou cuando ya el otro le había dado la espalda para irse.
-Por supuesto. -respondió sin darse vuelta. Estaba sonriendo.

Kou también caminó pero en la otra dirección. La noche estaba helada, pero afortunadamente la tos había desaparecido, y lo mejor de todo es que tendría una prenda de Ume hasta dentro de tres días. Eso lo hizo sonreír.

-Ya llegué... -saludó en voz baja. Era costumbre, a pesar de vivir solo.

Prendió la calefacción, se puso cómodo y cuando se dispuso a cambiarse la ropa, se dio cuenta. La bufanda estaba impregnada con el aroma de Ume, una mezcla de su olor corporal con el olor de su perfume.

Inspiró hondo, hondísimo. Muchas veces. Cada partícula llenaba su ser. No podía dejar de oler, necesitaba más y más.

-Ah, qué mal... -rió para sí mismo cuando notó que la sangre se le acumulaba rápidamente en la entrepierna.

Podía vivir solo, trabajar, valerse por sí mismo pero en el fondo seguía siendo un adolescente hormonal.

Se dirigió al pequeño sofá, en donde solía pasar mucho tiempo estudiando sus guiones. Aún con la bufanda en la mano, se desabrochó el pantalón como pudo y comenzó a imaginar.

Cada vez era más y más grande, inaguantable, y la fricción era más violenta con cada inspiración profunda llena del olor de Ume. Comenzó a repetir su nombre con la voz cargada de placer, agitando rítmicamente la cadera; en un momento no pudo más y dejó libre toda su escencia. Su voz ahogada chocaba contra la bufanda.

Pasaron unos instantes cuando finalmente recuperó la respiración normal, y su corazón regresó al ritmo promedio. No entendía bien por qué había hecho eso, a mitad de semana, sabiendo que el domingo lo iba a ver. Ordenó sus pensamientos un poco y se dispuso a limpiar todo, también a tomar un baño y dormir.

Los días siguieron su curso tranquilo. Mucho trabajo, mensajes de LINE, la bufanda yacía limpia y perfumada en el sillón de Kou. Ya no tenía el olor de Ume.

Ese domingo amaneció nublado, frío, con ganas de llover. Un domingo perfecto para no hacer nada más que estar juntos, durmiendo, viendo películas. Tomó su mochila, cargada con algunos dulces y la bufanda, y partió para el departamento de Ume.

En el tren, estaba decidido a no contarle lo que había hecho. No porque fuera algo malo, sino porque le daba vergüenza, además que seguro que lo iba a molestar para toda la vida. Afortunadamente el viaje estaba lento, tranquilo, poca gente, porque se había puesto rojo como un tomate al pensar en todo.

Pocas estaciones adelante, bajó, y se dirigió al 1K. Allí estaba todo oscuro, cerrado. Sacó su llave y entró.

-¿Sos vos, Kou? -una voz le preguntó desde el baño.
-Ah, sí, permiso Ume.
-Pasá, ya salgo. -se asomó con la cara llena de espuma de afeitar.
-Antes que me olvide, te dejo la bufanda acá. Gracias, tenías razón, se me pasó la tos.
-Viste, qué te dije. ¿Te divertiste con mi bufanda, de paso?
-¿Eh?

El rojo invadió su expresión de sorpresa. Afortunadamente, Ume no salía del baño para verlo, aunque ya sabía.


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ACLARACIONES:

» 1K: departamento de un ambiente.

» LINE: servicio de mensajería instantánea muy popular en Asia, usado particularmente por nuestros dos protagonistas aquí.

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NOTAS DE LA AUTORA: 

Buenas, me presento. Desde las lejanas tierras de FanFiction.Net, Tarorizumu aquí. Era hora de expandir el negocio... supongo.

Es mi primer drabble en mucho tiempo. Y también, marco mi regreso, no sé por cuánto tiempo.

Espero que no les moleste que escriba el trato entre personajes como "vos", "Kou" y "Ume". Pensaba ponerle "Tarori" pero creo que aún no tengo la confianza suficiente...

Quiero escuchar sus opiniones sobre esto, ya que es un fandom... ¿tabú? al que recién ingreso. Probablemente termine publicando todo en estos días.

Por cierto, los drabbles no tienen orden. Los escribí aleatoriamente.

Muchas gracias por leer hasta aquí.

Cinco sentidos - umekota drabbles -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora