Prólogo

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La sangre no entiende de razas, de colores o de procedencias. La sangre que recorre nuestras venas constantemente y a la que debemos nuestra esencia vital es el nexo que une a todas las personas, pero desgraciadamente también las separa entre sí. Muchas veces es la causa de la segregación que sufre el propio mundo contemporáneo, la causa de las guerras por muy grandes o pequeñas que sean, del odio y el amor hacia la figura del ser humano en general. Necio es el ser humano, que busca la pureza de sangre cuando en realidad es el producto de unión de muchos otros anteriores en sí mismo, una verdad que se ha negado a ver desde el principio de los tiempos y que aún se ve alimentada por algo que se mueve de forma aún más ferviente que la sangre dentro de su cuerpo: La dominación, irónicamente, el objeto más impuro que es capaz de alcanzar.

Es este entonces el hilo que se tensa y se enreda a lo largo de esta retorcida historia, en la que la sangre es también el protagonista oculto que se encuentra detrás de todo placer terrenal, y a su vez de todo fin malévolo. Pero no es el humano el único capaz de alcanzar el papel para el que fue divinamente creado, y puede que tampoco el más alto eslabón de la cadena formada por todas las criaturas mortales que hacen del mundo suyo. Incluso, los seres humanos, seres oscuros por naturaleza, podrían ser los más inocentes en el mundo que un servidor se dispone a mostrar con el mismo detalle que una pintura.

Sin embargo, si el mundo que conocemos fuese la obra inacabada de un artista frustrado, tal vez sería más hermoso de lo que sus habitantes hacen ver. No sería un cuadro perfecto, por supuesto, o eso es lo que opinaría un ojo crítico que pudiese observarlo desde fuera. El pintor sufre mientras su pincel se mueve delicadamente a lo largo del lienzo, sufre pues sabe que nunca terminará aquello por lo que todavía vive, sufre y se deleita ante lo horribles a la vez que cautivadores que son sus trazos y también por las guerras y catástrofes que está obligado a ilustrar, tal vez en su busca de la inspiración. No obstante, nunca podrá dotar de la inmortalidad a su propia creación, deseoso de transmitir su sentimiento vacío a alguna de las criaturas que él es capaz de plasmar. Todo en su pintura muere, y por eso es el mártir que sufre para que su obra pueda cobrar la vida que este jamás podrá percibir o tocar con las yemas de sus dedos manchados, mientras observa a la propia muerte engullir y deformar su ilustración.

Pese a lo hermoso que sería pensar en el mundo como una pintura, no llega más lejos que un cuento o un relato de veracidad dudosa. Aún así, el mundo que nuestros ojos son capaces de explorar está lleno de una infinidad de colores que ni siquiera cabría en la paleta de un artista. No, toda historia va más allá de simples tonalidades claras u oscuras, aunque, si asomas tu mirada un poco más tras las puertas de la curiosidad, verás que esta es la más oscura de todas...

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⏰ Last updated: Jan 13, 2018 ⏰

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Más Allá del Mundo de las SombrasWhere stories live. Discover now