II

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Se levanto temprano para comenzar su día rápidamente, lo primero era ir a casa de su tía donde se estaban quedando –temporalmente– su hermanas, y padrastro. Se vistió dándole un pequeño sorbo a su taza de café, y agarro sus cosas para salir de la casa. Torpemente, chocando con su vecino, Austin. Le sonrió amable, disculpándose.

—Lo siento tanto, no te vi, Austin.

—No te preocupes. —él movió sus manos nerviosamente antes de decir— quería preguntarte si querías ir a cenar hoy en la noche

Louis abrió sus ojos, claramente no esperando ese tipo de propuesta. Ni siquiera sabía que Austin que estaba interesado en los hombres. No se veía de esa forma, igual Louis tampoco se ve que le gusten los chicos, sin embargo, definitivamente estaba interesado en los chicos lindos.

—¿Yo? —la pregunta hizo reír a Austin, porque el castaño tenía un aire inocente y dulce que comenzaba a envolverlo de a poco— digo, nunca pensé-...¡digo! Sería-...me encantaría, sí, estaría bien

Austin rió asintiendo, y besando su mejilla.

—Te vengo a buscar aquí a las 8:00 de la noche, Louis.

—Claro, hasta luego.

Austin se marcho dándole una sonrisa de dientes perfectos. Louis le sonrió despidiéndose, no iba a admitirlo en voz alta pero siempre ha pensado que su vecino se le hacía lo más guapo. Tenía unos ojos mieles cautivadores, una sonrisa depredadora, encantadora y una personalidad vivaz. Coqueta, divertida.

Louis estaba sumamente encantado con el chico.

Sacando aquello de su cabeza se subió a su auto, no lo usaba mucho porque según su familia, amigos, conduce demasiado mal. A veces muy rápido, a veces muy lento. Entonces, prefiere mantenerse alejado de su auto, aunque este momento lo tenía que usar. Cuando lo encendió dejo que el motor calentara, mientras su celular sonó por lo que aprovecho estar estacionado para contestar.

—¿Louis? —era Liam, y estaba ronco, como si hubiera gritado mucho, en realidad ni pregunto— que bueno que contestas, ¿cómo estas? ¿dónde estas?

—Estoy bien, Liam. Y estoy en mi auto. —Liam musito algo, intangible— ¿puedo saber para que llamas?

—¿Puedo saber por qué estas en tu auto?

—No.

—Entonces no. —hablo, y segundos después suspiro— vamos a juntarnos, en la tarde

—Liam, realmente no puedo.

—Tenemos que hablar, sobre ayer. —Louis rodó sus ojos, encendiendo el aire acondicionado— es importante, por favor

—Es que...—pensó si decirle acerca de su vecino o no, también sobre el problema que tenía que solucionar— mira, voy a ver a mi hermana, tengo unos problemas.

—¿Es eso u otra cosa?

—Hm —se rió, y negó— nos vemos en el Parque de Diversiones, a las 4 de la tarde.

—¡Vale! —colgó rápidamente y Louis bufo

Poniendo música para arrancar hacía casa de su tía, esperando no encontrarse con alguna sorpresa.

(...)

La casa de su tía seguía exactamente como hace dos años. Su jardín lleno de violetas, rosales y otras flores aromáticas. Su tía siempre tuvo una afición por las violetas, amaba su jardín y hacer galletas con chispas de chocolate. Su tía era el prototipo de tía consentidora que mimaba a sus sobrinos más que una madre, una mujer realmente encantadora y llena de bondad.

night changes; ls Donde viven las historias. Descúbrelo ahora