-Esto no puede estar pasando otra vez -dijo Naoki en voz alta sin querer.
Loin a su lado asintió con la cabeza, estaba mirando en la misma dirección que su mejor amigo y había fruncido el ceño.
-¿Por qué hace esto? No creo que todas las veces haya sido una coincidencia. Creo que me odia, eso creo.
Loin volvió a asentir de acuerdo con su amigo y por primera vez se encogió de hombros y se decidió a hablar:
-¿Sabes qué? Lo mejor será que te olvides de ella, pronto cambiaremos de instituto, quiero decir, que pronto iremos a la universidad y allí no habrá nadie molestándote ni robándote las chicas que te gustan.
Naoki suspiró, quizás su mejor amigo tenía razón, pero no podía evitar mantener la vista clavada en la escena. Aquel chico, Dante Hartell, había estado atormentándolo desde pequeño. En toda su vida sólo le habían gustado tres chicas y las tres habían empezado a salir con Dante y habían destrozados sus vidas pocas semanas después de que Naoki descubriese sus sentimientos hacia ellas.
No es que Dante fuese tan mala influencia, él era un chico que vestía bien, sabía comportarse con los adultos y parecía una buena persona. Aunque todos supiesen que aquello no era cierto, no era más que apariencia. Todos sabían que en realidad era un hipócrita. Aunque eso sí, había que admitir que era bueno en los deportes, en cualquier deporte que se le propusiese. Por ello era el blanco de las miradas de todas, o la gran mayoría, de las chicas del curso.
El único problema era que Dante sólo había salido con tres chicas en su vida: las tres que le gustaban a Naoki. No podía ser una coincidencia. Sobretodo porque después de ser sus novias, ellas cambiaron hasta el punto de no ser más del gusto de Naoki, así que ya no había nada que hacer.
Todo lo que Dante tocaba quedaba infectado. Incluso un par de veces trató de alejar a Loin de su lado con mentiras y una vez casi funcionó. Pero, por supuesto, Naoki había perdonado a su mejor amigo todo lo que ocurrió, porque sabía que su enemigo era convincente y persuasivo cuando se trataba de manipular personas.
Y eran estos hechos los que hacían que Naoki se preguntase una y otra vez ¿Por qué?
"¿Por qué me odia tanto? ¿Por qué está detrás de mí? ¿Por qué quiere robarme a mis amigos y a la gente que quiero? ¿qué le he hecho yo?"
Lo estaba observando, allí tan tranquilo, hablando con su nueva novia, Gala. Almorzando en la cafetería. Ella pasaba la mano por su espalda acariciándolo sonriente, radiante de felicidad. Y lo peor de todo, lo que más de dolía a Naoki no era eso, era que Dante tenía la misma expresión de siempre en su estúpida cara llena de pecas. Esa expresión seria, esa expresión de aburrimiento como si no se sintiese afortunado de estar con ella. Como si le diese igual, como si siempre pudiese conseguir lo que quisiese (aunque lo quisiese para evitar que Naoki lo tuviera).
"Te odio, dante Hartell" pensaba Naoki observándolo furioso. Entonces Dante alzó la vista, sus miradas se cruzaron y su enemigo sonrió, atrayendo a la chica hacia sí.
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Ironía de la vida
Teen FictionNaoki es un chico tranquilo y paciente, lo único que puede sacarlo de sus casillas es su archienemigo Dante, que se las ha arreglado para merecerse todo su odio a lo largo de los años. Pero de repente este curso, pocas semanas antes del verano que l...