CAPÍTULO 2: Aléjate

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Por suerte Naoki sólo compartía clase de educación física con Dante. Bueno, por suerte o por desgracia.

Llegó hasta allí caminando despacio puesto que Loin se había partido el tobillo tres semanas atrás y debía ir a su ritmo. Cuando llegaron al gimnasio su mejor amigo se sentó en las gradas a mirar y el profesor ya estaba explicando los ejercicios del día.

-...así que en la tabla tenéis los ejercicios de Baloncesto de hoy, poneos en parejas y a practicar. Al final de la clase tendremos un pequeño partido.

"Parejas" La palabra que Naoki más odiaba. No tenía demasiados amigos en aquella clase y al final siempre acababa con el chico rellenito de la clase, porque nadie quería trabajar con él y obtener una mala nota.

Pero mientras lo estaba pensando alguien lo agarró por el brazo y le colocó una pelota de Baloncesto contra el pecho. Dante.

-Hoy serás mi pareja -dijo el rubio. No era una pregunta.

"¿Por qué hace esto? ¿Por qué? No lo entiendo ¿Qué quiere de mí?"

-¿Por qué yo? -exclamó Naoki disgustado en un tono bastante desagradable.

-El profesor ha dicho que busquemos a alguien de altura y peso similar al nuestro, y tú estabas cerca -mintió sonriendo.

-Tienes muchos amigos iguales de pesados que tú, además eres más alto. Piérdete, Dante.

En ese momento el profesor visualizó la cara de Naoki de estar en problemas y alzó la voz hacia ellos desde las gradas.

-¡Dante! ¿Estás molestando a ese chico?

-No entrenador, es mi pareja de hoy.

Naoki quiso negarlo, pero no era de la clase de chico que se siente cómodo alzando la voz en medio de una clase.

-Permíteme decirte que eso es raro, Dante -insistió el profesor acercándose un par de pasos.

-Lo vi haciendo deporte el otro día y pensé que si nos poníamos juntos en educación física obtendríamos una buena nota. Para mí esta clase es muy importante y con mis amigos siempre me distraigo así que, aunque no me llevo muy bien con este chico, quiero esforzarme para dar cada día el máximo y obtener buena puntuación -dijo con total seguridad y su sonrisa encantadora.

El profesor sonrió engatusado por sus palabras y asintió.

-En ese caso haced lo mejor que sepáis -comentó mientras volvía a subirse a su puesto.

-Bonito discurso -le soltó Naoki cuando el profesor ya no podía oírlo- No sé cómo se lo ha tragado.

-Se lo ha tragado porque soy inteligente.

-Y humilde -añadió Naoki.

-No, no soy para nada humilde.

-¿Acaso sabes lo que significa la palabra "ironía"? -Naoki estaba alterado ¿Cómo podía decir con tanta confianza que era inteligente? Sobretodo siendo un estupendo idiota. No, no era un idiota, tenía el récord mundial de idiotez.

-Sí lo sé, de hecho ¿No te parece que esta es la situación más irónica que has vivido?

No pudo responder a eso, Naoki no quería darle la razón pero sin duda, ser el compañero de Dante era la situación más irónica, por no mencionar la más desagradable, que había vivido.

-¿Qué estabas mirando en la cafetería? -preguntó su enemigo de repente, sacándolo de sus pensamientos mientras le quitaba el balón y empezaba a botarlo.

-¿E-eh? -la pregunta atrapó a Naoki desprevenido.

-Sé que has sido buen amigo de Gala durante un tiempo pero, sinceramente, ella sabe que la quieres y me ha pedido que sea discreto sobre nuestra relación en el instituto porque no pretende hacerte daño ¿No te parece demasiado penoso que tenga que defenderte?

-No necesito dar pena a nadie, ni he pedido que se tengan en cuenta mis sentimientos, podéis hacer lo que os de la gana -contestó Naoki con frialdad robándole el balón. Sabía que no lo había elegido como pareja porque sí, sabía que había un motivo.

-Yo sólo digo que es muy desesperado estar mirándola incluso cuando está saliendo conmigo ¿No crees?

-Así cómo te he dicho que puedes hacer lo que quieras yo también. Ademas es mi amiga y no me voy a alejar de ella.

Dante le quitó la pelota, pasándola entre las piernas de Naoki y sonrió mientras la hacía girar en su dedo.

-Eres patético -le dijo.

Naoki no era del tipo de chico que empezaría una pelea física en medio de una clase de modo que contuvo su furia apretando los puños y pensó: "Me equivoqué de récord. No sé si tendrá algún puesto en el de idiotez mundial pero sin duda es el número uno en crueldad".

Ironía de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora