Tu marcha me dejó en ruinas. Aunque esté rodeada de gente me siento sola sin ti, y con un frío que me cala los huesos. Ya pasó un mes desde que te fuiste y aún siento, como si fuese ayer, esas punzadas en el corazón cuando me dijiste adiós.
Ojalá me hubieses dejado tan entera como las ruinas de Roma o Grecia. Pero no, no me dejaste ni un trocito. Una parte muy importante de mi se fue contigo. Te llevaste todos esos años contigo, esos "te quiero", todas esas sonrisas, caricias...
No sé si algún día volveré a ser yo misma y a sentir lo que sentía contigo.
Me dijiste adiós, pero te llevaste mi corazón contigo.