—¿Y dónde está mi papá? —le pregunté un día a mi madre.
—No sé, y no me importa.
Esa era su forma de ser. Casi nunca la veía de buen humor.
Cuando le hice esa pregunta, yo tenía apenas cinco años. Y es que me parecía raro que todos los niños iban a la escuela con sus padres, o que mis primos tuvieran a su mamá y a su papá, y yo no. Yo solo tenía a mi mamá.
—Pero, ¿puedo conocerlo algún día?
—Si eso es lo que quieres, tendré que ver si quiere venir. Por mí no hay problema.
Fue así que un día conocí a mi padre. Un par de semanas después de aquella conversación, estaba jugando con Florencia y Fabricio en el patio trasero, y mi madre estaba cocinando, mientras mi abuela veía la televisión. Una furgoneta roja se paró delante de nuestra casa, y de ella bajó un señor moreno, de cabellos y ojos negros. Era de la misma estatura que mi madre.
Unos minutos después se escucharon cuchicheos delante de la casa. Y luego...
—¡Sebaastián! Ven aquí un momento —gritó mi madre.
Fui junto a ella y a aquel señor que estaba parado ahí con una sonrisa forzada e ingenua. Me pareció un sujeto agradable.
—¡Hola! —dijo aquel sujeto.
—Saluda hijo.
—Hola señor —dije, agachando la cabeza.
—¿Quieres ir a tomar un helado?
¿Qué carajos? No entendí porque un desconocido me invitaba a tomar helado. Miré a mi madre, quién al igual que yo negaba con la cabeza.
—No, gracias.
—Hijo, el señor Rodrigo es tu papá. Me habías dicho que querías conocerlo, así que aquí lo tienes.
No entendía muy bien que estaba pasando. No esperaba que aquello sucediera de golpe. Ahora que lo pienso, me hubiera preparado para ese momento, y no soltarlo así como así.
—Pero, ahora estoy jugando con Florencia y Fabricio.
—Puedes llevarlo al patio trasero y que tus primos lo conozcan, si quieres. De todas formas, el señor vino para hablar contigo solo un momento.
—Está bien.
El señor Rodrigo —mi papá— se quedó ese día a almorzar con nosotros, y luego fuimos por unos helados, él y yo.
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Basta de mentiras
Mystery / ThrillerSebastián es un joven que acaba de cumplir los 20 años y ya se ve envuelto en un sinfín de mentiras. La persona que más quiere en la vida estuvo ocultándole cosas acerca de su propia vida, y ahora ya no sabe en quién confiar, ni en quién creer.