Capítulo 2

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Perdón por haber parado ahí mi historia, pero tengo que contarte, lector-lectora, lo que me acaba de ocurrir. Mientras escribía pasó un policía, mejor dicho, una mujer policía y me ha preguntado: ¿qué estaba haciendo aquí? que ya había visto que yo llevaba un buen rato parado al lado del barandal de este puente y que sólo esperaba, que no tuviera la intención de aventarme para abajo como lo habían hecho otros antes. Me he quedado realmente pasmado por lo que acaba de ocurrir. ¡Ah! Y para rematar, me dijo: "no lo hagas guapo, sería un verdadero desperdicio si lo hicieras".

Si supiera la muy: "metiche" que justo estoy aquí, a punto de hacerlo, por culpa de las de su género y por culpa de tratos como estos, en los que primero lo incitan a uno y lo tratan de enamorar, y más tarde, cuando uno ya está bien metido e ilusionado con ellas, entonces sí, lo mandan a uno al diablo.

Qué desfachatez, ahí sigue, está parada justo donde empieza el puente, viéndome de reojo. No sé si es porque está esperando para ver qué voy a hacer, o si sólo la he impresionado y no quiere dejar de verme...

En fin, haré de cuenta que aquí no ha pasado nada y continuaré con mi relato. Sólo espero que algo más llame su atención y se vaya, de lo contrario, no podré seguir con lo planeado...

Veamos ¿en qué nos quedamos? ¡Ah sí, ya recuerdo!

Después de ver esa mirada con la que mi prima me estaba fulminando, me dejé llevar por mis instintos. Total, si ya estaba ahí y todo esto era algo que yo había deseado, desde el día en que Shanon dejó de ser una niña y se convirtió, para mis ojos, en la sexy y coqueta adolescente que era; entonces, haría de lado la sorpresa que me había provocado al verla tan decidida y tan aventada, y le demostraría que yo tampoco seguía siendo un niño; o que al menos, ése día iba a dejar de serlo.

No sé cómo, pero en cuanto tomé la decisión, mi noble amigo, que había sido ultrajado por las tiernas manos de mi prima, había recobrado fuerzas, y de inmediato, se puso dispuesto, como todo buen gladiador, para la siguiente batalla. De seguro, esto era lo que ella estaba esperando, pues en cuanto sus ojos lo miraron, en su rostro se dibujó una arrebatadora y esperanzadora sonrisa, sin contar que casi al instante, sus manos traviesas, se abalanzaron sobre él como bestias sobre su presa, aunque esta vez no se lo iba a permitir.

En seguida le tomé las manos, no porque no quisiera que su travesura se repitiera, (créanme, lo anhelaba) sino porque esta vez estaba decidido a ser yo quien tomara el control de todo.

Aquella tarde, querido lector-lectora, estuvo a punto de ser mi primera vez, y también la de ella. Pero, no fue sino hasta el tercer intento que tuvimos, donde ambos, perdimos nuestra virginidad. Sí, hasta ese momento lo pude comprobar. Esa primera vez, no tuvimos tanta suerte, debido a dos acontecimientos desafortunados: al encerrarnos en el baño de su cuarto, para que nadie pudiera escucharnos, ambos, muy calientes y con todas las ganas y el deseo, no encontrábamos la mejor posición para el evento. Y es que en las dos ocasiones que medio pudimos colocarnos, al tratar de penetrarla, me decía que la lastimaba. Y lo segundo, fue que con lo incómodo del cuarto de baño, decidimos regresarnos a su cama para hacerlo ahí como la gente decente (así pensábamos) e intentarlo con más comodidad tratando de no hacer tanto ruido; pero, justo en el momento en el que salimos del baño, escuchamos pasos que venían subiendo por las escaleras con dirección hacia su cuarto. Creo que está de más explicarles lo que ella y yo sentimos en ese momento.

Corrí desesperado para recoger mi ropa y regresarme lo más pronto posible para el baño, pero en el regreso, se me cayó la ropa interior justo en la puerta del mismo, sin que me diera cuenta (de momento). Mi prima con mucha habilidad se puso el short y la camiseta, en menos de seis segundos, justo el tiempo en el que se dejaron sentir los golpes, que llamaban a la puerta, de mi curioso tío. Y por cierto que dentro de ese mismo tiempo, pudo recoger mis calzoncillos y guardárselos en una de las bolsas traseras de su pequeño y erótico shortcito.

¿Qué están haciendo? Le preguntó mi tío. Jugando, dijo ella sin mayor problema.

-¿Y tu primo?

-En el baño. Creo que le dio diarrea.

-¿Diarrea? No dijo nada de que se sintiera mal cuando llegó.

¿Diarrea? ¿No pudo decir que estaba en el baño y ya?

Alesta, ¿estás bien? Dijo, acercándose a la puerta. Sí no te preocupes tío, sólo fue un retortijón, pero a Shanon le gusta exagerarlo todo.

Bueno está bien, dijo mi tío. Venía a avisarles para que se preparen porque dicen tus papás que ya en un rato se van a ir.

-Sí tío gracias.

No podía contener mi corazón y tenía una especie de escalofrío por todo el cuerpo. Pero el peligro mayor había pasado y eso era lo importante. Fue entonces, cuando todo se me volvía a nublar. No encontraba por ningún lado mis calzoncillos.

¿Qué es esto Shanon? Dijo mi tío desde afuera del baño. No sé cómo pero yo ya estaba trepado de los barrotes de la ventana, averiguando y calculando cómo y hasta dónde iba a caer en caso de que fuera necesario emprender la huida.

¡Papaaaaaaá! Gritó Shanon, es mi ropa sucia.

-¿Cuántas veces te he dicho que recojas tu cuarto y que no tengas ropa tirada por cualquier lado?

Después me iba a enterar, que en efecto, mi tío, se refería a algunas prendas de ropa que mi prima había dejado fuera del bote de la ropa sucia, y que en ningún momento estaba haciendo referencia a mis calzoncillos. Sin embargo al estar dentro, sin poder ver lo que sucedía, las cosas no eran tan claras, y con la preocupación del momento todo me parecía delatador.

¡Ay no! Mi querida amiga policía está platicando con quien al parecer, es su pareja. Sí, ahí está, una más del género femenino. Ahora las dos conversan y tratan de no ser tan obvias mientras voltean para acá. ¡Pero si tan sólo se dieran cuenta de que sus actitudes si lo son!

No por favor, ¿ahora qué? ¿Vienen para acá? ¿Qué pretenden?


Prometo ya no abandonar tanto esta historia...

Memorias de un erótico suicida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora