Lights Go Down

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Algún viernes a la noche, verano, 1978

"Con esta plata voy a estudiar actuación." Pensaba una y otra vez, mientras llenaba un vaso con ron y se lo daba al detestable señor que seguía mis tetas con la mirada sin gastarse en disimular.

Y era verdad, había aceptado pasarme las noches en la barra sirviendo bebidas para juntar plata, irme de la ciudad y cumplir mi sueño.

Todo el personal me odiaba, por razones que desconozco. El dueño no me despedía porque era la única que no había renunciado, mientras que a los demás (creo) sólo no les caía bien.

Este asqueroso trabajo era algo a lo que ya me había acostumbrado. Me servía para observar el ambiente más de afuera, por así decirlo. Al no estar bailando borracha con mis amigos, o comiéndome a alguien, podía ver en serio lo que pasaba a mi alrededor: las situaciones de acoso, gente pasando de persona en persona intentando pescar algo, parejas, grupos de amigos, los que estaban perdidos. Lo usaba para distraerme, imaginar historias.

Soñaba con que pase algo digno de película, para poder hacer una, pero nunca pasaba nada. Gente bailando, besándose, vomitando, tomando, llorando.. nada fuera de lo común.

La noche estaba oscura, más oscura que nunca. El cielo estaba despejado, pero ni las estrellas ni la luna nos iluminaban. Dependíamos de luces artificiales. El cielo parecía un dibujo. Era una sensación rara, como si todo fuera falso.

El calor por la concentración de gente junto con el olor a alcohol, cigarrillos y drogas me hacían sentir bastante mal. El aire pesaba mucho, lo sentía denso. Estaba todo el tiempo a punto de que me baje la presión o desmayarme, pero después de unos meses me acostumbré. Guardaba conmigo una botella de agua, y cuando podía (spoiler: nunca podía) salía al patio.

Miré el reloj que tenía abajo de la barra, faltaba muy poco para las 3 de la mañana. "Ya casi es la hora de los espíritus" pensé, recordando rumores. "No busques a tus costados porque vas a encontrar" lo único que encontraba en ese boliche era gente borracha. La buenas noticia era que a las 5 cerrabamos, y sólo quedaban dos horas ahí.

Me dolían las piernas de estar parada, estaba transpirada y harta de la gente, el dolor de cabeza se hacía cada vez más fuerte.

"Con esta plata voy a estudiar actuación, con esta plata voy a estudiar actuación, con esta plata me voy a ir de este lugar de mierda" me repetía, mientras buscaba hielo para poner en un vaso.

De la nada, se apagó la música y las luces, quedamos en penumbras. Todo era tan oscuro que daba miedo. Ni un destello de luz al ojo humano.

"Se cortó la luz?" Pensé, segundos antes de que mi cabeza se llene de ideas sobre el descontrol que iba a ser. Ya casi podía sentir gente gritando, robando, aprovechando la oscuridad.

Pero nadie se movió ni emitió ningún ruido. Era como estar en la nada.

El sonido de una canción se hizo notar, llenando el ambiente de lo que por ahora solo eran un par de notas.

Seguido de eso, poco a poco, el escenario se iluminó de un rosa neón, la única forma de ver algo en todo el lugar.

La luz rosa nos llamó como moscas, y automáticamente todos la miramos.

Las luces nos dejaron ver dos siluetas que estaban quietas. Parecían maniquíes, pero eran dos hombres. Vestían ropa con brillos y eso hacia que llamen el doble de la atención.

Un baterista y un bajista. Que se puede hacer sólo con una batería y un bajo? Había muy pocas bandas de dos personas (si es que había, porque yo no conocía ninguna) sentía que faltaba una guitarra, o algo más.

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⏰ Última actualización: Jan 25, 2018 ⏰

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