Los cuervos no hablan Toby (Pausada)

seas ¿bienvenida?

•Toby

La recámara para que cuervito habitara estaba ya lista, bueno
Si lista llamamos a tender la cama, poner edredones y aventar almohadas y cojines sin sacudir o barrer.... Eh... Si... Eso.

Norlein llegó a la sala, se veía más pálida de lo normal, su cabello despeinado y su ropa manchada de sangre me recordaba a muchas cosas.

—Cuervito, ¿te gustaría descansar?
Ella asintió a lo que le indiqué que me siguiera.
Subí los escalones, cuidando de que ella no cayera.

-Toby

-¿si?

-duerme conmigo, no quería decirlo, pero tus amigos me dan miedo

No pude evitar reírme, se había comportado cómo si todo fuese normal allí abajo.
Desvié la mirada por unos minutos y asenti.
No ocurriría algo fuera de lo normal, ¿o si?
No creo...
No.

Ella sonrió débilmente y continuamos caminando ahora ya por el pasillo, doblamos a la izquierda y luego a la derecha hasta llegar a una puerta de no muy alto nivel, estaba un poco descuidada, cómo las demás puertas de éste piso.
Giré la perilla y empujé un poco la puerta, rechinó un poco pero nada por el cual alarmarse.

Contempló por unos segundos la recámara, había algunos muebles viejos cubiertos por sábanas blancas y estanterías con libros de sabrá cuando, y al final yacía una cama matrimonial con esqueleto de hierro, las almohadas y cojines estaban regados en la superficie suave y marrón de las colchas.
Suspiró y se giró a verme.

-¿dormiré aquí? — preguntó sentándose en la orilla de la cama

-sí, perdón... Fue lo mejor que pude hacer en...

-no Toby, así está bien — me interrumpió con su suave voz...
No me molestó, en verdad.

Ambos nos miramos por un largo tiempo

—creo que será mejor dormir —

Ella asintió y se dirigió a la cama, se quitó los zapatos y los pantalones, tirándose a la cama.

—realmente estoy cansada

—y cómo no estarlo

—Toby, tengo miedo, no quiero regresar a casa

—¿por qué? —le pregunté mientras alistaba mi cama.

Simplemente se removió entrando a las colchas, no me dejaba verla a la cara.

—mi hermano, no me gusta— tragó saliva y evitó sollozar — me aterra mucho

Si, recuerdo eso muy bien.

La miré por unos segundos y suspiré.

—entonces quedate aquí, sería asombroso tenerte aquí