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15 enero 2017

Si me preguntaran el como logro hacer de todo esto algo "normal" no sabría como responder. Simplemente sale natural. Creo que la idea o más bien el miedo de que me miren distinto, con lástima o rabia hace que algo en mí muera un poco.

Los días transcurren y con eso mi dolor. Sentía que de alguna forma todo cambiaría. Que estupido fuí; estúpido e inocente.

Mi médico en nuestra última revisión me dió la idea de visitar a un psicólogo. La verdad nunca sentí realmente la necesidad de visitar uno pero el solo pensar en la vaga idea de alguien escuchando mis palabras provocaba un torbellino en mi interior. No quería hablar demasiado, pero necesitaba compañía.

Mientras más lo pensaba más crecía el miedo en mi interior. Algo intentaba prevenir, alertar, pero no lo escuché. No podía pasar nada malo; pensé.

Cada vez se me hacía más difícil levantarme por las mañanas pero me negaba a pensar en que quizás estaba mal. En que mi manera de pensar y ver las cosas no debería ser así. Debería ser positivo, como ellos quieren que sea.

Escondía mi dolor bajo capas y capas de falsedad. Parecía hacerlos feliz y con eso me bastaba, no tenían porque enterarse de nada. Hasta ese día.

«No puedo dejarte ir Taehyung».

Esas palabras aún taladran en mi subconsciente como si fuesen algún tipo de mantra que viene y se vá pero a los segundos vuelve para nuevamente repetir esa secuencia.

«Por reglamento debo alertar a tus padres».

El nudo en mi garganta se sentía como si pasaran un fierro ardiendo hasta alojarlo en el interior de mi estómago quemando todo a su paso. Mordía mi labio inferior con impotencia.

«¿Tienes como contactar con ellos?».

Mi voz convertida en susurros temblorosos logró responder un suave y roto: "está afuera, me acompañó".

En esos momentos yo había abandonado mi cuerpo. El miedo y la ansiedad estaban acabando conmigo y mi única escapatoria era salir de la realidad. El sonido de mi corazón crecía a medida en la cuál aquella psicologa hablaba con mi madre, a mi lado.

«Señora, es mi deber como profesional informarle que Taehyung sufre de una depresión severa con tendencias suicidas».

Sentí el crujido. Dolía mucho. Mi respiración se aceleró mientras mi visión se volvía nublosa. Había roto en llanto. Estaba llorando de rabia. Me dijeron que debía confiar en ella ya que nada saldría de esta habitación pero, ¿qué acababa de suceder?, no lo entendía, no entendía nada.

«¿no tienes nada que decirle a tu madre, Taehyung?».

Estaba en blanco. Permanecí en silencio, bajo la desgarradora mirada de ambas mujeres. Soltando hipidos sentí como mi madre tomaba mi muñeca para revisar el reverso viendo las marcas. "No es lo que piensas" quize decir, pero las palabras murieron en mis labios.

Desde ese preciso momento todo se volvió un verdadero calvario.

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