Al servicio de su Majestad

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Siglos atrás el pueblo de Larnion había defendido sus tierras del ataque de los humanos

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Siglos atrás el pueblo de Larnion había defendido sus tierras del ataque de los humanos. Por norma general los elfos procuraban no involucrarse con otras razas debido a sus propios problemas políticos, así que cuando los humanos los atacaron habían estado desprevenidos. Los drow, conocidos en la lengua común como elfos oscuros, aprovecharon la distracción y tomaron control sobre las otras sub-razas élficas. Los elfos oscuros eran guerreros, un grupo matriarcal que vivía bajo la tierra y se dedicaba a la magia del caos, con piel de obsidiana y ojos de rubí. Pero sabiamente se mezclaron con los otros elfos, aquellos que vivían en los bosques o con los nobles grises en las altas montañas y así crear una descendencia más fuerte. Gracias a este fortalecimiento lograron andar a la luz del día y sus ojos se adaptaron al mundo fuera del suyo. Los drow habían sido los únicos con el verdadero poder para enfrentarse a las armas e ingenio de los humanos. Todos los reinos élficos se fueron unificando a Larnion y cuando los humanos escaparon, la sed de venganza drow hizo que se expandieran y tomaran la ofensiva.

Los elfos, quienes en su tiempo habían sido fáciles de diferencial entre ellos, se unificaron en una sola raza que vivía sobre la tierra, prodigiosos con la magia y conectados con la naturaleza. La estrategia de los viles drows sirvió de una forma que nunca lo imaginaron, pues lograron la paz entre los suyos. Larnion comenzó su expansión y su gente obligó a todo elfo que diera la espalda a otras razas para unirse contra un enemigo en común: El ser humano.

El último pueblo en unirse a Larnion había sido creado originalmente por elfos del bosque de Hallow Falls que se habían unido tiempo atrás con humanos y vivían en armonía. Los reyes de Larnion llegaron con su poderoso ejército y dieron dos opciones, que los elfos dieran la espalda a los humanos, jurando lealtad a su propia gente o muriesen con el enemigo. Así, quienes habían visto generaciones enteras de humanos ir y venir ante sus ojos, dieron la espalda a los mismos y se unieron a su pueblo. Ger Ald, el entonces rey de Larnion, aceptó entre los suyos a los hijos de humanos y elfos, los volvió soldados, servidumbre, pero por lo menos le dio una oportunidad para seguir respirando. El sadismo de los drow era fuerte en la sangre élfica, aun en aquella como la del rey Ger Ald que era conocido por hacer tratos y abogar por el beneficio de su gente. Gerl Ald, el Legista.

Como muestra de buena voluntad a los bastardos mestizos, Ger Ald tomó a uno de los más jóvenes bajo su protección, escogió a aquel que parecía más humano, sin orejas puntiagudas y que comparado con otros elfos de su edad lucía más conciso y fornido, para demostrar estratégicamente su nobleza entre aquellos que tenían la sangre mezclada. El medio-elfo resultó ser huérfano, protegido por una pareja de humanos que tenía una niña de la misma edad. La reina de los elfos sintió compasión por la pequeña humana que resultó ser muy ilustrada en la cultura élfica y con un ingenio abrumador digno de los más antiguos de su raza, así que perdonó su vida, la hizo pasar por otra mestiza que entregó a los sabios para que educaran. Mientras tanto, el medio-elfo, que respondía al nombre de Stan, fue dado como un regalo al príncipe de Larnion y sería su guardia personal. Aunque por el momento se dedicaría principalmente a ser su compañero de juegos.

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