70 (Anécdota)

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—¿Cómo voy Allura, crees que voy a estar bien?— preguntó Lance débilmente mientras Allura estaba sentada en la orilla de su cama. Ella asintió.

—Debo admitir que se me dificultó curar tu herida por todos los implantes que te colocaron los galra, pero una vez que logre retirarlos, tu herida ya no fue tan difícil. Ya empezó a cicatrizar. Suerte que no tocó ningún órgano vital.— dijo la morena con una sonrisa. Él le respondió de igual forma, después la chica bajó un poco su vista.— Era demasiada tecnología de ellos incrustada en tu cuerpo; seguro te dolió cuando te la pusieron.

El chico cerró los ojos un instante al evocar el dolor sobre su cuerpo, después el como no podía ejercer su voluntad sobre él. Hizo tanto daño mientras fue controlado, tantos recuerdos malos. Pero no podía agobiarse en ellos, era momento de repararlos.

—Las cosas malas siempre suceden.— exclamó el chico encogiéndose de hombros divertido. Allura sonrió.

— Tu optimismo es sorprendente.— ambos callaron un segundo. Le resultó agradable escuchar un cumplido de ella, era poco frecuente que esto sucediera.— Bueno, será mejor que le avise las buenas nuevas a Keith ¿Sabes? Él ha estado muy preocupado por ti estos días.

Lance recordó al azabache abalanzándose sobre él, intentando asesinarlo en aquella batalla. Su mirada repleta de odio dirigido hacia él lo había destrozado, pero por parte era compresible su actitud, digo, no es como que mientras lo controlaban no le había intentado hacer daño. Tuvo que utilizar mucha fuerza de voluntad para fallar los tiros a propósito.

Pero ahora, sólo estaba ansioso por volverlo a ver. Tenía unas enormes ganas de escuchar su voz, sentir su calor abrazándolo, sus labios volviendo inquietos a los suyos.

Mientras Allura buscaba a Keith, Lance recordaba cada segundo con ese muchacho ¿Acaso era cierto que alguien tan atractivo se había fijado en él? ¿Cómo diablos le había hecho para que su crush imposible de la academia terminara siendo su novio? El rubor subió por sus mejillas y tomó la almohada para ahogar un grito de emoción. Por dios, tenía tantas ganas de verlo.

—¿Lance?— escuchó decir suave a Shiro pasando por la puerta, iba acompañado de todos: Coran, Allura, Pidge y Hunk. Lo veían con una mirada de lamento. El corazón de Lance pasó de sentirse como una estrella fugaz, a un montón de cenizas ¿Por qué lo veían así?

—¿Que pasa? ¿Y Keith?— preguntó preocupado, temía lo peor. Shiro le entregó un cuaderno café con hojas algo maltratadas. Lance lo abrió y leyó la primera hoja algo extrañado por la actitud de todos.

"Para el bastardo:

¿Qué por qué te escribo? No lo sé, pero no puedo ser más tonto que tú. Eres tan... estúpido, te la pasas coqueteando en vez de trabajar. No sé cómo ni la razón por la que el león azul te escogió para ser su paladín.

Eres un idiota. Pero ¿Adivina que? Yo soy más idiota al no comprender esto que siento por ti.

Keith"

Y hojeo un poco más el cuaderno, eran varias notas que lo llamaban de distintas formas, enumeradas hasta el 69. Lance resopló, sabía a lo que se refería esto pero se negaba a aceptarlo.

—No entiendo.— dijo cerrando el cuaderno viendo seriamente a todos. Pidge dio un paso hacia en frente.

—Keith se fue, no sabemos a dónde aún. Dejó una nota en su cuarto.— Pidge le dio la nota "Me voy. Denle el cuaderno a Lance" —No se despidió de nadie, pero bueno, es él.— mencionó con la mirada baja encogiendo sus hombros.— Yo, digo que será mejor que te dejemos a solas.

Stupid boy // KlanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora