Lorcan dador-de-hierro caminaba tranquilo el dia que iba a morir. Estaba preparado para este momento desde hacia eones. Los videntes profetizaron su muerte, las brujas del oriente rierón cuando vieron su destino, incluso sus hijos nombraron la hora en el que tomaría su ultimo aliento. A pesar de eso, se encontraba en paz. Vestia una sencilla camisa de lino con unos pantalones a juego, iba descalzo claro; según la tradicion de los mortales, a los difuntos se les enterraba sin zapatos, era un desperdicio.Atras dejo su gran corona rebosante de fuego, lejos quedaron sus lujosas ropas de seda, su espada de frio hierro, y sobre todo su gran Martillo. El Martillo que lo acompañó desde que surgio de la oscuridad innombrable para dar junto a su esposa el fuego y el hierro a los mortales.
Sus pasos lo conducian hacia su ultima cita. No sabia a donde lo estaba llevando su camino, y simplemente admiraba por ultima vez la belleza de su reino. Los verdes jardines por donde veía un sinfin de pequeñas criaturas, la mayoria las había creado con su propia mano, otras agradecian a su esposa, sus hijos y el resto de las divinidades su existencia. Y aun así, habia unas cuantas que nonfueron creadas con designio alguno, de vez en cuando pasaba, volteaban a ver el mundo y podian ver algo nuevo y emocionante, criaturas nuevas, con cualidades intrigantes y desconosidas, al menos lo tanto para las divinidades.
Paso por fin por un lago, sintiendo que su destino se acercaba comenzo a reir. No habia muerto uno de los 16 desde hacia milenios, y su muerte seguramente traería un caos desconocido a su familia. Pensó entonces en su esposa, su radiante cabello de flamas, sus ojos encendidos como los carbones mas fieros de su gran forja, su voz estridente como el replicar del fuego. Vislumbro su rostro en el cielo mientras sentía un profundo dolor en la espalda. Postro su mirada en sus manos llenas de un liquido dorado, y sintió como una gran carga se escabullia de sus hombros y caía al mundo.
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El Martillo de guerra.
FantasyEl gran Martillo del Forgador del mundo ha caído al reino mortal. Hombres, enanos, dragones y dioses buscan su poder. Pero la muerte de un Dios nunca es una cosa sencilla, y las consecuencias del suceso se sentirán en el mundo mortal.