Capítulo 1 – Una estrella y un deseo
Lucas podía ver una suave luz traspasar la copa de los árboles, le hubiera encantado detenerse a contemplarla como lo había hecho muchas veces, si no fuera por la llama vigente que lo estaba persiguiendo. Corría lo más deprisa que sus piernas lo llevaban, pues el encuentro con uno de los hijos de Sylbancra no era algo sencillo ni seguro. Sentía el calor de las llamas acercarse cada vez más, su respiración era rápida e intensa, no se permitía poner la vista atrás, pues cualquier segundo de vacilación podría costarle la vida. Puso su mirada en el límite del bosque, sabía que si llegaba hasta allá sería libre, pero una cosa es saberlo, y otra es conseguirlo.
Sostenía un leño azulino en una mano, lo necesitaba para apagar las llamas que de vez en cuando se le pegaban a la ropa y chamuscaban su cabello; era algo doloroso, pero lo único que apagaba esas chispas era un trozo del árbol de hielo. En la otra tenía una pequeña copa de bronce, en donde se albergaba una pequeña llama danzaría, que parecía emocionada de estar fuera de su madre.
Vio el límite del bosque a lo lejos, si llegaba estaría salvado, pues las llamas vivientes no podía salir del bosque de Enoc. Su magia no sobrevivía afuera.
"Solo un poco más-" grito fuerte mientras daba unos pasos agigantados, prácticamente volaba. Vio por fin el límite del bosque, la luz del sol que ya no era impedida por las copas de los árboles, cuando escucho un fuerte rugido que sonaba bastante cerca.
Se aventuró a voltear a su derecha y vio otra llama dirigirse hacia él. Por primera vez pudo verla claramente. Se asemejaba más a una llama rechoncha, con forma de globo, cubierta de lenguas de fuego que danzaban en el aire. Flotaba por el aire, y parecía que se impulsara con una voluntad que no permitía a nada interponerse en su camino; era como si los arboles cobraran vida y se apartaran de su camino. Dos manchas de un color rojo más intenso se asemejaban a ojos, y una abertura por debajo de estos recordaba una boca en donde se podían apreciar colores jamás vistos, nada llegaba a ese calor, nada más que una Llama Viviente.
"Por el amor de Tov-" cerro los ojos y dio un último esfuerzo. Dio una plegaria silenciosa a Lorcan, dios de los herreros y corrió con todas sus fuerzas. Justo cuando empezó a sentir el calor del sol, abrió los ojos y vio una tercer Llama Viviente frente a sí. Se detuvo en seco sin tener un lugar al que escapar, brandi su leño con su brazo izquierdo dispuesto a luchar o morir, cuando sintió un frio casi cegador a su espalda, se volvió y pudo ver a su maestro corriendo hacia él, con su gran martillo de forja brillando de un color azul claro. Paso junto a Lucas y sin detenerse a pensar, golpeó a la Llama que estaba en frente, dejando a Lucas que volvió en sí, pasar corriendo a su lado.
***
"Menudo paseo has dado Diz" dijo el Maestro Brandeur. Era un hombre alto, fornido, de brazos anchos como troncos y una voz grave y profunda. A Lucas siempre le recordaba al sonido del carbón con el que trabajaba. Sus cejas estaban casi siempre chamuscadas, dándole una impresión constante de asombro. A su lado se encontraba su enorme martillo de forja. Una asombrosa pieza de hierro Hessiano, el único material capaz de tener vida. El suyo era llamado Nasxarin, que significaba Martillo del Alba, pues era el principal martillo en la creación de las armas del reino; nunca había una sola espada, escudo o punta de flecha que no fuera golpeada al menos una vez por la cara de Nasxarin.
"Lo se maestro, y estoy seguro de que no estaría aquí si no fuera por usted, gracias" estaban sentados a la orilla de un río, sintiendo la fresca brisa y descansando los atrofiados músculos.
"No pierdes de vista su copa, ¿verdad?" Pregunto el gran maestro sentado a su lado.
"No, con lo que me ha costado conseguirla, jamás." Sostenía la pequeña copa con sus dos manos, y dentro, la pequeña llama danzarina. Sonreía mientras observaba como saltaba, y la alimentaba con pequeñas ramitas que se encontraba por ahí.
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El Martillo de guerra.
FantasyEl gran Martillo del Forgador del mundo ha caído al reino mortal. Hombres, enanos, dragones y dioses buscan su poder. Pero la muerte de un Dios nunca es una cosa sencilla, y las consecuencias del suceso se sentirán en el mundo mortal.