Capítulo 1: "El comienzo"

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Recuerdo que fue el 24 de febrero de 1974, fue en un domingo, ese día cumplía 10 años.
Mamá me despertó para ir a desayunar, cuando baje estaba toda la familia y unos cuantos amigos que mamá había invitado, cantaron las mañanitas y yo me sentía súper feliz, prepararon mis platillos preferidos, espagueti y chuletas, "nada puede arruinar este día" ¬- me decía a mí mismo mientras veía a toda mi familia y amigos rodeándome, "Feliz cumpleaños, Jason, te queremos" – dijo mamá.
Terminamos de desayunar y fui a jugar con mis amigos al patio en lo que mamá terminaba de recoger la mesa para partir el pastel; terminó y me di cuenta de que el pastel era de chocolate, ¡mi favorito!, como era costumbre, me dieron la rebanada más grande de pastel, "acabamos el postre y seguimos jugando, ¿vale?" – le dije a mis amigos, "¡Sí!" – me respondieron con entusiasmo.
Llegó la noche, fue un día pesado, después de jugar hasta la tarde con mis amigos, salir de paseo al parque que estaba cerca de mi casa con la familia, llegué exhausto, subí a mi cuarto, me puse la pijama y enseguida fui al baño a lavarme los dientes, "Ya iremos a dormir, descansa hijo" – dijeron mis padres antes de entrar a su cuarto, "Sí, gracias por este día, mamá, papá, los quiero" – respondí, entraron a su cuarto y yo entre al baño, prendí la luz, tomé mi cepillo de dientes y me cepillé los dientes, me vi un momento en el espejo, percaté algo raro, a pesar de tener la luz prendida se veía oscuro... (aquí comenzaba lo que parecía ser mi mayor temor hasta hoy), no le tomé mucho interés, abrí la llave del lavabo y me enjuagué la boca, volví a alzar la cara para mirarme de nuevo en el espejo, un escalofrío recorrió por todo mi cuerpo cuando en el espejo solo me veía yo, no se distinguía lo que había detrás de mí, me seguía viendo, mi corazón se aceleró, empezaban a salir unas palabras en el espejo, las memoricé y las junté, formaban una frase que decía "Feliz cumpleaños, Jason, te queremos", era lo que había dicho mi madre, el terror me comía vivo, era muy asustadizo en ese entonces; corrí al cuarto de mis padres, como todo niño hace cuando se asusta, les conté lo que vi, era de esperarse que no me creyeran, me llevaron a mi cuarto y dijeron que durmiera, mañana había clases.
No dejaba de pensar en lo que había visto en el espejo, no quería dormir, el sueño me ganó después de un rato pensando en qué carajos significaba eso.
Llegó la mañana, amanecí destapado, tenía algunos moretones y rasguños esparcidos en mi cuerpo, no quería que mamá me viera así, me levanté y fui al baño cauteloso, no quería hacer mucho ruido y despertar a mis padres, llegué a la puerta del baño y la abrí con cuidado de no hacer ruido, entré y me vi en el espejo, me di cuenta de que era imposible que mis padres no se dieran cuenta de los rasguños y moretones, también tenia en la cara y no podía ocultarlos, me resigné y volví a mi cuarto a cambiarme y esperar a que mamá o papá entraran y me vieran.
Mamá entró y al verme se asustó, se acercó rápidamente a mi y me preguntó que me había pasado, le respondí que no sabia que me pasó; "Voy a mandar a papá a que avise a la escuela que no irás" – me dijo, "Está bien" – le respondí.

"La catastrófica vida de Jason Fritz" ¡Completa!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora