Al interior [ChanHun]

2. La inseguridad destruye la confianza

SeHun no hacía nada, parecía mirar la punta de sus converse desgastados, movió sus dedos sobre la tela de sus pantalones, trazando líneas rectas sobre sus muslos con las yemas. ChanYeol seguía observándolo, con aflicción, tenía tantas ganas de ir a su lado y decirle que todo estaría bien. Pero una vez más fue incapaz de extender su mano a SeHun.

El más alto pasó el dorso de su mano por su boca, todavía tenía la sensación de que su labio sangraba y como inercia se limpiaba la sangre derramada. Quería rodear su cuerpo fuertemente y protegerlo en un abrazo. Pero sabía que eso sería imposible.

"La primera vez que abracé a SeHun... me golpeó."

3 años atrás.

ChanYeol movía los pies animadamente y sus pantuflas chocaban contra sus talones, veía con diversión los dibujos animados en el televisor mientras metía la mano a la caja de cereal y se llevaba un puñado de ruedas de maíz inflado a la boca. Las mañanas de domingo eran sus favoritas, pero esa precisamente, le gustaba más que las anteriores.

El chico enclenque de expresión indiferente, parecía ver las caricaturas a su lado, pero no le prestaba la menor atención. Nunca le había gustado ver dibujos animados, le parecían tontos.

—¿Cuál es tu tortuga ninja favorita? — preguntó ChanYeol con una enorme sonrisa sin despegar la mirada de la caricatura.

—Las tortugas no pueden ser ninjas, son estúpidamente lentas— respondió SeHun con indiferencia.

—Pero estas si pueden porque son tortugas mutantes— corrigió ChanYeol desviando la mirada hasta el chico a su lado.

—Que idiotez. Si eso sucediera, se hubieran muerto— respondió el más joven, levantó la tela de su playera que se había deslizado y cubrió su hombro desnudo. La ropa que usaba era mucho más grande de la que él ocupaba.

El más alto pudo observar como una mancha violácea se asomaba por el borde del cuello de la camisa. ChanYeol ya tenía 14 años, cursaba el segundo año de secundaria, no era ningún tonto. Sabía que los padres de SeHun lo golpeaban y sabía que su amigo nunca decía nada al respecto, por eso buscaba protegerlo de manera indirecta, por eso siempre insistía en llevarlo a su casa a pasar la noche cuando se dio cuenta que el menor era maltratado. Pero SeHun nunca aceptaba sus invitaciones hasta aquel día.

A ChanYeol le había costado dos años hacer que SeHun aceptara ir con él a casa.

—De acuerdo— dijo el menor sacudiéndose las manos de la tierra con la que había estado jugando, estiró sus brazos al aire y dirigió esa peculiar mirada vacía hasta su amigo.

Y como siempre, ChanYeol le mostró su mejor sonrisa, no podía evitarlo, se había convertido en una costumbre. SeHun había alcanzado una altura bastante considerable para su joven edad, su delgadez era casi alarmante y la opacidad de su piel y cabello preocupaban al más alto. ChanYeol por su parte pasaba por el proceso de crecimiento adolescente y a medida que su altura aumentaba, su peso iba disminuyendo.

—¿Deberíamos ir a tu casa por tus cosas? — preguntó ChanYeol cuando se dio cuenta de que era ya bastante tarde para estar fuera de casa.

—No— negó SeHun sin emoción —Solo vamos.

—¿No necesitas pedir permiso? ¿O prefieres llamar desde casa? — quiso saber el más alto, aunque intuía que no iba a ser necesario pedir permiso.

—Solo vamos, maldita sea— la paciencia de SeHun se agotaba en pocos segundos, con el avanzar del tiempo, su personalidad tranquila era sustituida por arranques de ira momentáneos y no hacía falta razón para desatar aquel estado de ánimo.